Han pasado cinco días ya desde mi discusión con Caleb, por si había alguna duda de si podríamos arreglar esto, no ha sido así. No nos hemos hablado, juraría que él ni siquiera me ha mirado, tampoco se quedaba en la misma sala de la casa donde yo estuviese, nada, ningún contacto por su parte.
Estos días me han invadido las dudas, me he sentido tan rara que no he sabido ni si quiera que sentía a cada momento, la mayoría del tiempo, odio, pero la otra parte del tiempo no hacia otra cosa más que pensar en Caleb y en todos los besos que nos dimos.
No me lo saco de la puta cabeza. Y tenerle las 24 horas del día deambulando por la casa no ayuda en absoluto.
No sé cuantas llamadas he podido llegar a recibir de mis tíos, de Manu y de mi madre. No he contestado a ninguna. No quiero hablar con ellos, con nadie siendo sincera.
Sé que mis tíos y mi madre no tienen nada que ver con todo lo que ha pasado, pero me atosigarían a preguntas que no quiero responder.
Martina ha sido la única persona con la que he hablado y a la única que he visto. El otro día vino a traerme ropa que tenía en casa de mis tíos, necesitaba cambio de ropa si tengo pensado quedarme aquí una temporada. La hice una lista con todo lo que necesitaba y en menos de tres horas estaba con todo en la casa de Caleb, tal y como la pedí.
Han estado saliendo estos días todos juntos, Martina insistía en cada salida que debía ir con ellos, pero enseguida entendió que no era bueno para mí ver a Manu y que no era lo que quería.
Por lo que tengo entendido en estos días no se ha celebrado la famosa fiesta, supongo que por eso Caleb no ha salido ninguna noche. Odio cuando va a esa fiesta, odio cuando está borracho y odio sobretodo la forma que tiene de ser.
Hoy me he decidido a salir un rato con Martina, vamos a ir a dar una vuelta por La Rambla. Me ha dicho que allí hay muchas tiendas de ropa y que la apetecía salir a comprar. Si, tiene un problema con la moda.
Llamo a la puerta de la habitación de Caleb.
-Pasa-oigo su voz.
Entro a la habitación y le veo sentado en la silla del escritorio. Va vestido entero de negro. Con el pelo despeinado. Tan guapo como siempre para mi desgracia.
-Voy a salir un rato con Martina.
Se gira a mirarme desde la silla.
-¿Y?-pregunta.
-Te lo estoy diciendo porque tendrás que hacerte cargo de Leti, yo me voy-le repito.
-¿Vas a ir así vestida?-me pregunta.
-¿Qué problema tienes Caleb?
Llevo puesta una falda larga de lana blanca y un jersey ancho azul cielo, un abrigo beige y unas botas a juego.
-Es ridículo, es feo-me dice.
-No te he pedido opinión sobre cómo voy vestida, he venido a decirte que me voy y nada más, que pases buena tarde-le digo.
-¡Espera!-dice.
Se levanta de la silla y se acerca a mi, para cerrar la puerta.
-¿Qué haces Caleb?-pregunto.
-Lo siento-dice serio.
-¿Estás pidiéndome perdón otra vez? Creía que tú no pedías perdón.
-Me he comportado como un auténtico idiota contigo, lo siento de verdad Cloe-dice.
-Lo que eres, no tienes que pedir perdón por ser como eres, pero si mantenemos distancias será mejor para mi-digo.
-¿Por qué crees eso?-me pregunta.
-¡Porque odio la persona que me haces ser Caleb! Eres...Eres malo conmigo-me atrevo a decirle.
-¿Crees que soy mala persona?-me pregunta.
¿Lo creo? Pienso.
-Si, me tratas mal y te repito que no me gusta la persona que me haces ser, una persona que llora todo el rato, que no es feliz y que se pasa el día discutiendo-digo finalmente.
-Eres una persona difícil, pero creo que estando conmigo así, eres tú en tu máximo potencial.
-¿Qué yo soy difícil? Manda cojones Caleb-digo-¿Y qué soy yo en mi máximo potencial? Estás loco de la cabeza te lo juro.
-¿Philip te hacía sentir lo que yo te hago, aún estando separado de ti?-dice acercándose a mí.
-Philip al menos solo me hizo daño una vez, tú lo haces repetidas veces.
-No quiero que digas eso, por favor, no quiero hacerte daño Cloe, no hagas eso.
-¿Pero a ti qué más te da? Tú me odias, me detestas y yo ya me he cansado de ser un saco de boxeo más para ti, echas de menos pegarte, lo entiendo, pero yo no voy a ser tú saco Caleb, ya no-digo enfada, pero triste a la vez.
Si tan solo supiera qué decirle para hacerle daño, lo diría sin miramientos. Quiero hacerle lo mismo. Dañarle con cada palabra que le diga, como él hace conmigo. Quizás soy demasiado tonta y dejo que me conozcan demasiado rápido, muy previsible. No como él.
-¿No te ibas?-pregunta.
-Correcto, me voy-le digo.
-No te vayas, quédate hoy conmigo-dice intentado cogerme la mano.
Me quito en seguida. Por primera vez desde que Caleb y yo nos besamos he conseguido retener el impulso de besarle. Me siento orgullosa.
Me giro dirección a la puerta y abro con la manilla.
-¡No me dejes solo! ¡No me des la espalda!-grita.
-Debería haberlo hecho desde el momento que te conocí Caleb.
No dice nada más y yo camino hacia la puerta para irme.
Ahí te quedas. Pienso.
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Un golpe de suerte
Teen FictionCloe y Caleb son dos polos opuestos, dos mundos diferentes, dos vidas paralelas, sin nada en común. Cloe cambia su vida de la noche a la mañana cuando decide mudarse de Londres a casa de sus tíos de Barcelona, desde ese momento, todo lo que se le av...