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Me tropecé al intentar ponerme el pantalón, maldita sea, se me había hecho jodidamente tarde, todo por culpa del maratón de Harry Potter que me quedé viendo hasta tarde. Salí corriendo por el pasillo de la casa, rumbo a la puerta, era mi primer día en la universidad, llegaría tarde y también lo haría Sunoo si no llegaba a tiempo por él.

—¡Cariño, no olvides decirle a Sunie que preparé el platillo que quería
probar! —Gritó mi madre cuando estaba cruzando el jardín de nuestra casa. Solo alcancé a despedirme con un movimiento de manos, haciéndole saber que le había oído.

Corrí con velocidad a lo largo de tres esquinas, pues la casa de Sunoo no quedaba tan lejos de la mía, debido a que yo insistí en mudarnos cerca hace muchos años, ella buscaba una casa y esa estaba disponible, nada podía salir más perfecto que eso.

Creí que el corazón se me iba a salir por la boca cuando toqué el timbre de familia Kim, un minuto después la mamá de Sunoo apareció con expresión sorprendida.

—Buenos días, v-vine por Sunoo.

—Oh querido, Sunoo ya se fue hace media hora, creí que no vendrías por él.

—¿Qué? Oh...

Siempre he venido por él, todo estos años siempre he venido a recogerle ¿cómo es que de pronto hoy tiene la duda? No importaba si íbamos a ir a la universidad, mi deber era ir por él para llegar juntos.

—¿Gustas un poco de agua, Hoon?

—No, yo... se me hace tarde. ¡A-adiós!

Salí corriendo de vuelta, esta vez con rumbo a la estación de buses para llegar lo más pronto posible. El fin de semana no pude preguntarle sobre los horarios que le habían asignado, me hubiese gustado poder compararlos para saber si teníamos algunas clases juntos, yo esperaba que estuviéramos juntas en todas, pero no pudimos hacerlo. Joder, ¿por qué me quedé dormido? Sunoo debe estar solo.

Tardé veinte minutos en llegar y en cuanto mis zapatos brillantes y pesados tocaron el piso del ingreso, corrí sin parar a la que se sería mi aula, no fue muy difícil hallarla pues estaba muy cerca. Afortunadamente ningún maestro había llegado, pero varias miradas se posaron en mí cuando busqué un lugar para sentarme, mas les resté importancia, yo no quería hacer amigos ni quería socializar. Hallé un asiento en un costado, casi al centro y para mi fortuna, al lado todavía quedaba un asiento vacío, el cual sin duda reservé para Sunoo. Existía la posibilidad de que tuviéramos la misma clase, así que esperaría su aparición.

—Disculpa, ¿puedo sentarme aquí?—Preguntó un chico rubio que señalaba con su dedo índice a mi mochila posada sobre el lugar.

—No. —Respondí sin dudarlo.

—Pero...

—No. Busca otro lugar.

No tenía nada en contra de aquel chico, pero estaba algo estresado con todo el asunto de los horarios y molesto conmigo mismo por haberme levantado tan tarde.

—Buenos días, estudiantes. —Un señor ingresó al aula, era el maestro quien cerró la puerta de ingreso y dejó su maletín sobre su escritorio.

Todos nos levantamos para saludar al maestro y volvimos a tomar asiento cuando él terminó de saludar también.

—Déjame sentarme. —Aquel chico rubio volvió a insistir, esto ya me estaba molestando.

—No, búscate otro lugar.

—Es que no hay más lugar, solo ese.

Miré alrededor para comprobar que sus palabras fueran ciertas, en efecto, no habían más lugares. Tuve que levantar mi mochila para que él se sentara y me sonrió con un poco de ternura, el cual me molestó de gran manera. Tal vez Sunoo se perdió buscando la clase, podría llegar tarde y no habría lugar para él, podría cederle el mío...

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora