20. SN

289 39 13
                                    

—Estás bromeando.

—Te lo juro, están besándose en los vestidores ahora, Sunoo.

No podía creer lo que Niki me estaba comentando, creí que era una de sus bromas tontas, sin embargo se veía bastante serio y molesto al contarme aquello. Mis manos comenzaron a temblar y sin decir nada más, salí corriendo con rumbo hacia los vestidores. Mientras todos me miraban con curiosidad, yo solo podía pensar en que aquello era mentira, en que no podía ser cierto.

¿Jongseong besándose con otra chica? No, él no era así. Él no podría hacerme esto, no después de lo que vivimos juntos, porque solo tuvimos una pelea que terminó muy mal, sí, pero todo tiene solución, él y yo podríamos remediarlo. Quise llenarme de buenos pensamientos. Niki vio mal, Niki vio mal...

Crucé la cancha de baloncesto a toda velocidad, sin preocuparme por una caída, llegué a los vestidores en menos de dos minutos y cuando los vi, me quedé helado. Todos se sentía irreal, todo se veía tan falso, sin embargo era real, frente a mis ojos estaba Jongseong y otra perra, besándose de manera salvaje. Me llené de tanta rabia y vergüenza que solté un grito de impotencia, ¡qué estaba pasando!

Ellos se separaron al saber que yo estaba ahí y caminé con velocidad para jalar del cabello de aquella ofrecida, ¿cómo se atrevía a seducir a Jongseong de esa manera?

—¡¿Cómo te atreves, estúpida?! —Ella intentó empujarme, pero fue Jongseong quien me separó de ella y me empujó.

—¡Vete, Sunoo!

—Terminamos hace poco y tú ya estás con otra, ¿en qué piensas, eh?

Luchaba para que las lágrimas no se escaparan de mis ojos, quería ser valiente y afrontarlos.

—Pienso en que eres pesado, vete y desaparece.

—Eso es lo que quieres, eh. ¡Quién te crees que eres Jongseong!

La chica dio media vuelta y se fue corriendo, fingiendo un llanto tan tonto que me provocó más rabia. Jongseong estaba furioso conmigo, lo vi en sus ojos y en esa expresión. Quien debería estar molesto soy yo.

—Te dije que te fueras.

—Es tan simple para ti. —Me sentí débil, tuve que apoyarme sobre la pared para no caer. A él no parecía importarle en lo absoluto, ¿dónde quedó el amor que decía tenerme?— Dijiste que me querías, dijiste que querías estar solo conmigo...

—Fuiste tú el que arruinó la relación, ve a culparte a otro lado.

—Cómo puedes...

El nudo que se instaló en mi garganta quería ser liberado, pero realmente estaba luchando para enfrentarme a él, no quería que me viera débil en ningún momento, aunque me haya roto el corazón en mil pedazos.

—Tú nunca me has querido, Sunoo.

—¡Claro que te he querido, te quiero!

—Nunca lo demostraste.

—Te entregué mi virginidad, te lo di todo...

—Ajá, ¿eso es todo para ti? —Él soltó una risa sarcástica y se acercó a mi rostro.— Escúchame Sunoo, si quieres regresar conmigo, tendrás que madurar y comportante como lo haría un buen novio, si sigues siendo tan infantil, te quedarás con el recuerdo hasta la muerte, ¿has entendido?

Jongseong se alejó de mí a pasos lentos, tomándose el tiempo de admirarlo mientras desaparecía por la puerta, dejándome en mil pedazos, herido más allá de los huesos, deshecho, más que el polvo y siendo nada. Nunca en la vida me había sentido tan humillado por nadie y mi tonto corazón latía sin parar bajo el ritmo del dolor, si de esto se trataba crecer, deseaba estar muerto.

Salí despacio por la misma puerta cinco minutos después, con la cabeza mirando al suelo. Luché contra las lágrimas, lo hice bien, me contuve al pasar de nuevo por la multitud, no me animé a mirar nadie porque ellos ya lo hacían. Sabía que nadie podía enterarse de lo sucedido, pero a Jongseong no le importaría, su reputación seguirá intacta porque siempre fue una estupidez, sin embargo la mía podría destruirse con simples rumores. Justo ahora me estresa saber que mañana podría ser el hazmerreír de toda la universidad y él seguiría siendo el campeón.

Quería desaparecer, planeaba hacerlo, me marcharía a casa y me dedicaría a llorar toda la tarde sin que nadie me viera, tenía hacerlo. Retomé los pasillos, no había muchos estudiantes alrededor, me aliviaba saber que no tendría que responder a sus preguntas. Seguí con velocidad, pero un agarre sobre mi muñeca me detuvo de golpe, me di la vuelta para encontrarme con Sunghoon, quien cargaba en su mano libre una cosa extraña envuelta en un papel brillante.

—Sunie, espera.

Jalé de mi mano para que me dejara ir, en serio no podía hablar en ese momento, si lo hacía iba a estallar en llanto y lleno de ira. Sunghoon no se dio por vencido, siguió jalándome con algo de fuerza.

—D-dejame... —En ningún momento le miré a los ojos, no quería que se enterara del estado en que me encontraba.

—Por favor escúchame, traje esto para ti y quería que...

—Sunghoon, por favor. —Mis ojos se llenaron de lágrimas, quería correr, ¿por qué él me estaba haciendo esto?

—Traje un regalo para ti.

—¡¿Por qué?! —Aquello colmó mi paciencia. Él se mostró bastante sorprendido, bajó la cabeza con algo de nerviosismo y soltó un suspiro.

—Porque te quiero y como lo dije antes yo quiero se-

—¡Déjame en paz! —El poco ruido que se oía en el pasillo, se detuvo con mi grito lleno de rabia.— ¡Estoy harto de ti y de tu insistencia! ¡Jamás sería tu novio y jamás vas a llegar a gustarme! ¡¿Por qué no lo entiendes?! ¡¿Por qué?!

Él seguía sosteniendo esa cosa extraña en un brazo, no me atreví a mirarlo, estaba tan inundado en esa sensación de rabia e impotencia que no pude actuar con razonamiento. Tomé aquella cosa y la lancé al suelo con todas las fuerzas que mis emociones me lo pedían, no adiviné que aquel objeto se rompería en cientos de trozos que fueron desparramados por el suelo. El sonido fue tan fuerte que impactó en mis oídos de manera excesiva y el piso se hizo un caos. Él y yo estábamos asombrados por lo sucedido, mi respiración estaba agitada, tanto como mi corazón.

No esperé ni un segundo más, salí corriendo cobardemente, porque no podría afrontar a Sunghoon, no después de lo que hice. Las lágrimas que se deslizaban por mis mejillas me cubrían la visión, aun así llegué hasta donde creí acertado. Jake me recibió en sus brazos y me contuvo.

—Sunoo, dios mío, ¿qué te sucede?

No podía hablar, supuse que mis lágrimas explicarían que algo terrible sucedió. ¿Qué acabo de hacer?

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora