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Teníamos siete años, queríamos ser invisibles. Salimos de la casa de la señora Park, atravesamos el jardín y la cerca, salimos a la calle sin compañía de nadie. Estábamos asustados, pero emocionados de una nueva aventura. Sunghoon tomó mi mano con fuerza y caminó con valentía hasta el final de la calle.

Nuestro plan era hallar el parque a dónde íbamos a jugar los fines de semana. Yo recordaba que no estaba tan lejos como parecía. Fuimos directo pero nunca hallamos el parque, intentamos regresar, sin embargo un simple movimiento hacia la izquierda en la esquina nos hizo olvidar de dónde veníamos. Comencé a asustarme, pensé que nunca más regresaría a casa.

—No temas, Sunie, llegaremos muy pronto.

Para mí, Sunghoon era el niño más valiente del mundo, aunque sus manos temblaran tanto como las mías.

La luz del sol iba disminuyendo, el frío de la tarde congeló nuestros tobillos al descubierto. Seguimos caminando y hallamos otro parque, creímos por un minuto que habíamos llegado, pero todo se veía diferente. Era un parque, sí, pero no el nuestro. Aún así nos internamos en él, buscamos un lugar donde pudiéramos refugiarnos. Encontramos un árbol, nos ceñimos a sus pies, nos abrazamos para conservar el calor.

—Hoon...

—Cierra los ojos, ahora somos invisibles —susurró, yo le creí.

Cerramos los ojos. Oímos desde lo lejos el sonido de unas patrullas de policía. Somos prófugos de la ley, nos sentimos como tal, nos buscan porque somos super héroes que tienen el poder de ser invisibles, creímos. Luego el silencio nos acunó.

—¿Por qué el cielo es naranja? —Le pregunté cuando abrí los ojos.

—Porque a ti te gustan las naranjas.

Decidimos dejar de ser invisibles, miramos alrededor, no había señal de nadie. Nos levantamos lentamente y el silencio se quebró cuando escuchamos desde lo lejos los gritos de nuestros nombres. Volteamos. Era la señora Park y mi madre quienes corrían desesperadas a nuestro encuentro.

Le pregunté a Sunghoon si tenía miedo, él tomó mi mano y dijo con una seguridad desbordante: "Jamás".

Al día siguiente Sunghoon no vino a la empresa, no dio ninguna señal a lo largo de la jornada, absolutamente nada, no supe exactamente dónde pasó la noche y sentí temor de saberlo.

No pude concentrarme en lo absoluto y todo terminó en un mal día. Hojin salió en plena clase porque fue llamado por su padre y no regresó ese día. Mark y Suzy estaban en su mundo, jugando con sus demás amigos, no tuve ganas de hablar con nadie. Solo esperé a que todo terminara para ir a la dirección que me había entregado Jake.

Solo cuando llegué con Heeseung y Jake pude sonreír un poco. Seokjoon me abrazó mucho y me dio de su amor, como si supiera cuán roto me sentía por dentro. Dejaba de pensar en Sunghoon a ratos, sirvió un poco ver a mis amigos. Esa noche me quedé a dormir en el sofá de su departamento, porque no tuve el valor de regresar para afrontar todo... huí por esa noche.

Entonces regresé al día siguiente muy temprano para cambiarme y llegar a la empresa, pensando seriamente en mudarme de lugar, obviamente no podía quedarme con Heeseung y Jake aunque tuvieran planes de establecerse en Seúl, porque tenían su familia y su intimidad. Pensé en decirle a mi madre lo sucedido con el departamento que rentó, ocultándole mitad de la verdad y buscar otro departamento juntos. Me quedaría solo hasta que terminara la pasantía y luego regresaría con mi madre a seguir con mi vida.

Me pregunté, cuando subía las escaleras del edificio, si iba a rendirme. Hace dos días mi respuesta habría sido diferente, pero hoy es un rotundo sí.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora