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Sunoo fue al correo a enviar un pedido, tuve la intención de llevarle en el deportivo pero él se negó, alegando que se trataba de una cajita pequeña y que yo no podría salvarme de doblar la ropa limpia. Vamos, yo solo estaba siendo caballeroso, evidentemente las tareas domésticas no eran preocupación para mí.

Doblé todo por cuadrados, es decir, un doblez, otro doblez y al closet. Encontré algunos problemas con los pantalones, así que tuve que usar mi gran método del enrollado que nunca falla y bueno, si Sunoo tenía algún problema con ello, tendrá que venir a decírmelo en la cara.

—Oh no, déjalo. —Gaeul volvió a tomar un calcetín y se negó a dejarlo.— Gae-

—¡Sunghoon! —Aquel portazo retumbó por toda la casa. Se trataba de Sunoo y se oía bastante alarmado, de inmediato fui a su encuentro y lo hallé con las mejillas húmedas por las lágrimas que no dejaban de su brotar por sus ojos.

—Bebé, ¿qué sucede? ¿Por qué lloras?

Él me entregó un papel bastante arrugado y luego buscó refugio entre mis brazos. Abracé su cintura con una mano y con la otra elevé el papel para poder revisar el contenido. Entendí de lo que se trataba y lo imaginé desde un principio, los dueños de Gaeul la estaban buscando exhaustivamente.

—N-no... es, es nuestra bebé.

—Gaeul tiene una familia, mi vida. ¿No crees que deben estar bastante preocupados por él?

—Ellos la abandonaron.

Claro que no, ahí especifica que el perrito salió de la casa y posteriormente se perdió al no conocer el retorno. Debido a que aún es pequeño decidieron no ponerle un collar con nombre y que ese fue su mayor error. Adjuntaron una fotografía idéntica de Gaeul con una niña pequeña a su lado y ofrecen una recompensa económica a quien lo devuelva.

—Pudo escaparse y perderse...

Gaeul empezó a ladrar cuando sintió la tristeza de Sunoo y mordió mi pantalón porque, como siempre, pensó que yo era el culpable.

—No quiero...

Empecé a retroceder algunos pasos hasta acercarme a los sofás de la sala, moviendo a Sunoo aún entre mis brazos y arrastrando a Gaeul quien se negaba a soltar mi pantalón. Finalmente logré que tomara asiento para que se tranquilizara.

—Bebé, su familia está muy preocupada y no estaría bien que nos quedáramos con Gaeul sabiendo esto.

—Pero...

—Si tú fueras la familia, ¿no sería doloroso saber que nunca volverás a ver Gaeul? Ellos... sienten el mismo amor que tú sientes por ella.

Sunoo secó sus lágrimas con sus mangas y luego soltó un suspiro pesado cuando Gaeul saltó sobre sus rodillas para darle cariño.

—Entiendo lo que quieres decir...

—¿Entonces dejarás de llorar, mh?

—Sí... —Tomé el trozo de papel y por un momento dudé acerca de marcar el número. Si eso le hacía feliz a Sunoo, ¿por qué debería preocuparme por la felicidad de gente desconocida?— B-busca el número.

—¿Estás... seguro?

Joder, es que ni yo estaba seguro de lo que deberíamos hacer, pero él asintió sin dudarlo ni un minuto.

—Quiero saber... quiero saber si es una buena familia, marca por favor.

Saqué el móvil de mi bolsillo y marqué el número contenido en el papel.

Una voz se oyó detrás de la línea en menos de tres segundos.

—¿Hola? —Era un hombre.

—Hola, emh. Vi su anuncio de búsqueda.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora