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—Sal de aquí, ¡vete!

Jongseong se cambiaba lentamente, cerrando los botones de su camisa, aun riéndose de la situación. Yo no podía contener tantos sentimientos abarrotándose en mi corazón. La ira me hizo jalar de su brazo para empujarlo hacia la puerta. Él jaló de su brazo y a fuerza me hizo soltarle, se dio la vuelta para mirar a Sunoo y levantó su mano en forma de despedida. Sunoo no dijo nada.

Yo volví a empujarle con toda mi fuerza, esta vez fuera del pasillo. Detestaba ver esa sonrisa cínica en su rostro, esa sonrisa que se burlaba de mí por haber sido tan idiota. Detestaba que mi vista estuviera tan nublada y a punto de echarse a llorar. Detestaba el nudo en mi garganta que no me dejaba hablar y que a duras penas me permitía gritar lo que contenía mi alma. Detestaba mi vida. Me detestaba.

—Así que... tú eras el "afortunado". —Se atrevió a decirme.

Yo seguí empujándole hacia la puerta de salida con toda mi rabia.

—Vete a la mierda y n-no regreses más. —Tenía tanto qué decirle, tantas groserías que por años mi madre me había impedido decir y que yo mismo no me permití, pero no pude, maldita sea, no pude.

—Hasta pronto, cornudo.

Jongseong se fue velozmente, sin dejarme ver ni una muestra de arrepentimiento o vergüenza en su cara, ni una sola. Fue indescriptible, una mezcla de rabia, impotencia, tristeza, decepción, miedo y dolor. Una mezcla de todo a la vez y yo aún no lo digería bien.

Dejé caer mi cabeza sobre la puerta, mientras trataba de controlar mi respiración. Tenía muchas cosas en qué pensar pero no podía, estaba bloqueado. El incesante dolor de cabeza solo me provocaba mareos. Era demasiado para alguien como; alguien tan débil y estúpido.

Tomé aire. Varias gotas de mis lágrimas resbalaron hasta impactar sobre el suelo, no me gustaba oírme jadear de tristeza en todo aquel abrumador silencio. Me puse firme, volví a tomar aire y caminé de nuevo por aquel pasillo que finalizaba en la habitación. Intenté secarme mis mejillas con mis mangas, pero no ayudó en nada, las lágrimas seguían cayendo.

Volví a ingresar a la habitación para enfrentar a mi corazón roto. Sunoo seguía en el mismo lugar, con las sábanas cubriendo su desnudez y una mirada perdida. Yo me apoyé en la pared, porque mis piernas temblaban tanto que sentí que iba a caerme en cualquier momento.

No quería una disculpa, yo quería retroceder el tiempo.

—¿Por qué? —No sabía que mis labios estaban temblando hasta que pude hablar. Le pregunté aquello que se repetía cientos de veces en mi cabeza.

¿Por qué? ¿No me amaba? ¿Nunca dejó de querer a Jongseong? ¿Estaba molesto? ¿Quería vengarse? ¿Le había herido? ¿Le había hecho daño?

¿Fui un mal novio? ¿Fue mi culpa? ¿Fue su culpa? ¿Se sentía inseguro?

¿Quería probar algo más? ¿Quería estar seguro de sus sentimientos?

¿Qué quería hacer? ¡¿Qué?!

Él soltó un suspiro y dejó caer su cabeza sobre la cabecera de la cama. Sunoo no se veía afectado en lo absoluto. Jamás derramó una lágrima por mí ni por lo que hizo, jamás. Tampoco observé una expresión de vergüenza ni si quiera de lástima.

—Eres un idiota, Sunghoon. —Susurró.

Eso terminó de hacer polvo todos los pedazos rotos de mi alma.

—... —No podía hablar.

—Esto es tu culpa.

¿Mi culpa? ¿Cómo puede ser mi culpa?

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora