7.

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—Oh dios mío.

El ambiente se hallaba colmado de calor y con el aroma dulzón del lubricante. Por un momento fuimos solo respiraciones agitadas y después risas cómplices.

—¿Te gustó? —Le pregunté con sorna, pues era evidente que le había gustado, si incluso lloró de placer pidiendo que se lo metiera con más fuerza.

—Fue totalmente increíble —susurró abrazándose a mi pecho.

Gaeul se encontraba dormida en la sala y nosotros decidimos tomarnos la tarde para encerrarnos en la habitación con el objetivo de hacer cosas sucias en total silencio. Donde desafiamos nuestra cordura haciéndolo con más ganas y tentando a los gritos que deberían haber sido callados. Sunoo perdió muchas veces, sobre todo cuando se dejó venir sobre las sábanas.

—Es que tú me provocas unas ganas...

—No, tú tienes la culpa de todo, tú me miras y-

—Te corres.

—¡No! Uh, basta.

Besé su frente cuando él encogió sus hombros entre mis brazos que no dejaron de sostener su cuerpo desnudo.

—Bebé, mañana es nuestro día.

—Sí, lo sé.

—He estado pensando acerca de la coreografía que harás mañana.

—¿Vale?

—Y pues... ya que estoy poniendo el departamento en riesgo al preparar la cena, pensé en que tú tendrías que hacer más méritos con tu parte.

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que si te pusieras algo más caliente para la coreografía, a mí no me importaría comprar otro departamento si este desaparece, bebé.

—Eso no está en el trato.

—Sí, pero yo quiere que esté. —Sunoo se mostró pensativo y en mi plan no estaba la posibilidad de que se negara—. Anda precioso, haz eso por mí, ¿sí? Me volvería loco al verte bailar con una braguita.

—No, no, no. Me da vergüenza, amor.

—Solo estaremos los dos, bebé. ¿Tienes miedo?

—No, tú sabes que yo confío en ti y te amo, es solo que tendré vergüenza al mostrarme así.

—Bueno, si quieres que yo te vea bailar con los huevos afuera lo hago, eh, por mí no hay problema.

—¡Tonto! —Él golpeó mi brazo tras cubrir su boca cuando las risas le inundaron—. Vale, está bien, usaré algo así para ti solo porque pienso que harás una cena increíble —la comida precocinada nunca falla— sin cosas precocinadas o realizadas a pedido —mierda.

—Vale, es un trato.

Mi móvil interrumpió nuestro momento, estuve a nada de apagarlo para que dejara de joder, pero recordé de quién se trataba la llamada y solo la corté cuando vi la hora.

—¿Quién es, amor?

—Emh... es algo del trabajo.

—¿Qué?

—Sí, tendré que ir, ya sabes, hay algunas cosas que firmar y ajustar antes de que la edición salga.

—Dijiste que tendrías el día libre.

—Lo sé, amor, salió de improviso.

Me levanté de la cama abandonando la calidez de su cuerpo.

—Buh, qué se le puede hacer, ¿llegarás para la cena?

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora