42.

177 24 13
                                    

He faltado tres días a la pasantía por el miedo que me da afrontar a Sunghoon de nuevo. No quiero verlo aunque todo lo que he estado haciendo es pensar en él, en lo que está haciendo o considerando justo ahora.

Tuve que apagar mi móvil porque ni bien llegué al hotel esa noche, las llamadas y los mensajes colapsaron mi buzón, sí, era Sunghoon quien no paraba de intentar hablarme. Es por esa razón que no he podido dormir bien, tampoco he podido comer algo sin que se me revolviera el estómago, estoy completamente destruido, más porque le necesito en mi vida. La soledad que sentí durante esos tres años que no estuve junto a Sunghoon, ha retornado en estos tres días.

No hay nada en la televisión, solo programas aburridos, los cuales nunca he seguido y que por supuesto no entiendo. Moví la cabeza, admiré las paredes blancas y poco entretenidas de la habitación, era un lugar pequeño pero todo se sentía inmensamente vacío, incluso la cama. Me levanté lentamente, removiendo las sábanas, y alcancé mi móvil enterrado entre mi ropa para que no me ganara la tentación. Dejé de pensar en muchas cosas, solo lo encendí y un escalofrío recorrió mi espina dorsal mientras las luces parpadeaban, a punto de mostrar el inicio.

Mi fondo de pantalla apareció y luego las aplicaciones principales resaltaron a través de la luz. Todo estaba normal, todo bastante tranquilo, hasta que de pronto el registro del buzón estalló informándome de todo lo que me había perdido durante estos días. Me quedé impresionado al no poder contar cuántas llamadas perdidas exactamente había recibido por parte de Sunghoon. El número de mensajes en el buzón incrementó de manera dramática, por un momento creí que el móvil no iba a soportarlo, sin embargo en algún punto se detuvo, señalando que el último mensaje y llamada había llegado hace treinta minutos.

Me dejé caer de espaldas sobre las almohadas y suspiré pesadamente. Deseaba tanto poder oír su voz, no importaba si terminábamos peleando, solo quería poder oírle... pero seguía tan herido como en aquel momento. La nostalgia me invadió de nuevo, al parecer la serenidad se empeñaba en irse de mi lado.

Mi móvil sonó de pronto, vibró entre mis dedos, sentí mucho pánico, tanto que los latidos de mi corazón terminaron desbordándose. La pantalla se iluminó mostrándome de quién se trataba y muy diferente de como lo sospeché, no era el número de Sunghoon, sino uno diferente. Por un momento creí que podría tratarse de Sunghoon usando otro número, pero recordé que mi madre comentó sus ansias de cambiar de número. Tal vez podría tratarse de mi madre o de una excusa mía para escuchar la voz de Sunghoon. Acepté la llamada.

Tres segundos de entero silencio, tragué duro.

—¿Hola, Sunoo? —Una voz femenina detrás de la línea.

—Umh...

—¿Sunoo, eres tú? Soy Wonyoung.

Me quedé sin palabras, podría esperar a cualquier, menos a ella. ¿Ya sabe lo sucedido? Es obvio que Sunghoon le contó todo. Todo se transformó en impotencia.

—...

—Sé que no quieres hablar con nadie, pero realmente me gustaría poder verte estoy preocupada por ti, Sunie.

No entendía la razón de mi desconfianza, ella ha sido muy amable conmigo, en ningún momento se mostró desagradable.

—Wonyoung yo...

—Déjame hablar contigo, ¿bien? ¿Me puedes decir dónde estás?

—Yo... realmente...

—Por favor permíteme hablar contigo.

Cerré los ojos. Me sentía solo, necesitaba sacar lo que llevaba dentro, quería gritar o al menos hablar con alguien. Jake no podría enterarse de que yo fui hasta el departamento para comprobar lo inevitable, él me regañaría. Tampoco quería preocupar a mi madre. No quería preocupar a nadie, y sin embargo permití que Wonyoung viniera a verme.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora