44.

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Todos los desastres, inevitablemente, conducen al caos.

Sunoo no me ha dirigido la palabra en lo que lleva del día. No entiendo la razón, le pregunté varias veces pero él simplemente no quiere hablar. Me fue difícil concentrarme en el trabajo porque no podía dejar de pensar en Sunoo, ¿qué hice mal?

Cuando llegué a casa todas las luces se encontraban apagadas a excepción de la habitación, me conduje hasta ella lentamente. El sonido que resonaba de la televisión se apagó de pronto, yo ingresé por la puerta y observé a Sunoo, quien se encontraba sobre la cama, mirándome con la misma expresión de esta mañana.

—Sunie. —Le llamé, él dejó el control remoto de un lado.

—Hola. —Susurró muy suavemente y luego esbozó una sonrisa. Estuvo enojado todo el día, pero ahora simplemente está sonriendo.

¿Qué sucede con él?

—Ya llegué...

—Lo noté. —Él palmeó la cama, indicándome que me sentara. Obedecí sin dudarlo.

—Sunoo yo...

—Ya sé lo que dirás y no, no estoy molesto contigo.

—¿Entonces por qué te comportaste así?

—Porque estoy molesto, pero no contigo.

Él se acercó lentamente a mí sin dejar de mirarme a los ojos, su cercanía me ponía de nervios, más cuando sin temor empezó a acariciar mi pecho con la punta de sus dedos.

—¿Con quién estás molesto?

—¿Eso importa?

Dejó un beso sobre mi mandíbula y mi corazón de detuvo.

—Y-yo...

—He estado esperando por ti, amor.

—O-oh.

No podía respirar muy bien, por lo que desvié los ojos hacia un punto fijo, fuera de su vista, pero él jaló tan fuerte de mi suéter que me fue imposible no verle a los ojos.

—¿Sabes por qué he estado esperando por ti? —Jamás he escuchado ese tono meloso en su voz, jamás.

—N-no.

—He estado esperando por ti porque quiero que me hagas el amor, Hoon.

Mi corazón de pronto empezó a latir con fuerza, como si estuviera corriendo la maratón de su vida. ¿Qué acabas de decir?

—¿Q-qué? —No escuché bien.

Él soltó una risita y se alejó de mí para levantar los brazos y despojarse de la parte superior de su pijama. Mis mejillas se sonrojaron violentamente y realmente quise voltear para no ver nada, realmente quise, pero no pude. Jamás admiré el cuerpo desnudo de Sunoo que nunca quiso mostrarme ni siquiera una parte y justo en este momento, después de tantos años puedo admirar la belleza de su piel tersa y pálida que me está volviendo loco.

—Hazme tuyo...

Yo no estaba pensando con claridad, tampoco lo hacía cuando él empezó a jalar de la parte inferior de su pijama. El espectáculo comenzó cuando su ropa se resbaló hasta impactar con el suelo y él abrió sus piernas para mí, dejándome ver lo que en mis sueños más morbosos — de los cuales no estoy orgulloso— había imaginado.

Me moví un poco en su dirección y me di cuenta de la erección prominente y latente dentro de mis pantalones, no supe exactamente desde qué momento se formó, pero estaba ahí, haciéndome saber cuánto había deseado a Sunoo.

Pero sabía que era su primera vez, también la mía y yo juré hacerle el amor como si se tratara de un ángel enviado desde el cielo. Ciertamente lo era.

—...

Sunoo seguía manteniendo una sonrisa traviesa en el rostro y deslizó su diestra lentamente, desde su torso hasta su entrada, con la cual jugueteó unos segundos.

—¿Qué esperas, amor? Házmelo.

Yo no sabía qué hacer, estaba tan ido y tan excitado con todo que mis manos temblaban notoriamente, tuve miedo, pero siempre tuve presente que mi deber era cuidar a Sunoo; por sobre todas las cosas.

Que él no tuviera ni una pizca de timidez o vergüenza, me impacientó de gran manera. ¿Por qué no puedo reaccionar como se debe?

—...

Yo podría empezar besando sus pies y así todo cuerpo, hasta que no quedara espacio sin besar, pero me sentía nublado, con miedo a iniciar.

—Hoon, puedes... —Dejó la frase suelta, pero su dedo índice que señaló su entrada me hizo saber qué era lo que quería.

Yo me moví un poco más hacia él, lo suficiente como para alinearme a sus piernas y él de inmediato abrió el cierre de mi pantalón para descubrir mi erección. Una corriente eléctrica recorrió mi espina dorsal cuando su mano apresó mi miembro y lo acercó hacia su entrada, tanteando en el lugar.

Me sentía muy asustado, pero salí de mi ensoñación. Ingresé lentamente en su interior y Sunoo dejó caer su espalda sobre las sábanas. No pude ingresar más que hasta la mitad porque creí que iba a romperlo y no quería hacerle daño, aunque me sentía correrme de inmediato.

—Más... —Susurró.

—T-te hare daño.

Sentía vergüenza de mis manos temblorosas y de esta situación tan íntima. Claro que quería hacerlo con Sunoo, pero esto me tomó por sorpresa y yo estaba ahí, sobre la cama, siendo inservible.

Me moví hacia adelante un par de veces con lentitud. Yo estaba extasiado con las nuevas sensaciones, de aquella abrigadora y caliente introducción. Sunoo solo soltó un ligero suspiro y yo estaba a punto de tener un ataque de asma.

—Hoon... estoy muy celoso de Jungwon.

Yo no podía pensar en la nada, solo en la manera en la que mitad de mi miembro ingresaba en su interior.

Le estaba haciendo el amor a Sunoo, era el hombre más afortunado del mundo.

—¿Sí?

—Sí, júrame que dejarás de hablarle.

Levanté la vista después de luchar con mi vergüenza, admiré con recelo el cuerpo desnudo de mi novio. Miré cada rincón tan íntimo, cada lugar y centímetro, mas no me animé a tocar. Estaba muerto de miedo y de vergüenza.

Bajé la cabeza de inmediato.

Si él quería dejara de hablar con Jungwon, lo haría.

—Lo juro.

—Gracias... —Susurró de una manera muy erótica y comenzó a impulsarse sobre mi erección, haciendo las embestidas tan rápidas que no pude aguantar ni unos minutos más de lo poco que duré.

Comencé a correrme y salí de inmediato de su interior tratando de no hacer algo tan sucio dentro de él. Me sentía aturdido del reciente orgasmo y muy tímido por la situación.

Sunoo dejó caer su cabeza sobre las almohadas y soltó un suspiro pesado.

Esa fue mi primera vez.

Y fue con el amor de mi vida.  

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora