27.

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No sabía exactamente qué hora era, los números transcurrían lentamente a lo largo de la noche sin dejar espacio a la duda. Por un momento, desde mi posición sobre la alfombra logré oír el silencio de la calle, ni un grito ni un suspiro aparecieron por unos cuantos minutos, hasta que un coche atravesó de manera veloz con el ruido del motor, desde entonces el sonido regresó pero no de manera caótica, sino leve, solo para hacerse sentir.

El frío se coló por mis brazos pero esta vez no me importó en lo absoluto, en realidad nada importaba, me sentí flotar, me sentí muy ajeno del mundo y de la situación. Era extraño, porque después de todo el caos metido en mi cabeza que estalló en rabia, ahora solo una pesadumbre y melancolía se paseaban por mi cabeza. ¿Me había rendido o simplemente me encontraba lo suficientemente cansado como para restarle importancia? No tenía sueño ni ganas de cerrar los ojos por miedo a que todo se saliera de control dentro de mí.

Levanté la vista y hallé la mirada perdida de Sunoo en algún punto de la habitación. Desde el rincón de la otra esquina lejana de la sala, él continuaba tan despierto como yo, aunque lucía más cansado, luego haber llorado sin parar. Su espalda tan pegada a la pared me hizo pensar que podría enfermarse si continuaba en esa posición.

—Ve a dormir —dije con la voz profunda, rompiendo el silencio.

Él me miró directamente y negó con la cabeza.

—No...

—Vas a enfermarte, ve a dormir Sunoo.

—M-me quedaré aquí.

Sé qué está pensado, sé que debe estar preguntándose: "¿Y a este imbécil qué le pasa? ¿Me quiere fuera de su vida o no? Maldito imbécil".

—¿Para qué?

—Para hacerte compañía.

Él está esperando una respuesta, lo sé, yo también. Recorrí la habitación con la vista, todo se veía enorme desde ese sitio, tanto así que el techo se veía inalcanzable. Me quedé prendado de la tenue luz de que nos alumbraba a medias, dejando espacio para la oscuridad. Luego observé el contenido de la mesa, los objetos más cercanos eran los que había revisado en las últimas horas, como una bufanda y una camiseta mía que no recordaba exactamente cómo las había conseguido, pero entendía que me pertenecían. Así como varias fotos de Toby con la abuela, ya casi no recordaba nada de ella, pero sí anhelaba su rostro.

Levanté el diario del suelo y seguí con mi lectura, luego de darme un tiempo para asimilar todo su contenido. Muchas páginas vacías y otras con versos aparecieron, muchas de ellas explicaban que nadie había escrito algo ahí, hasta que finalmente hallé otra parte:

"Confession: Pause.

Sunghoon dijo que está enamorado de mí, lo dijo en el momento en que mi corazón estaba a nada derrumbarse. Él sanó todo el dolor y se llevó el miedo, finalmente lo dijo y fue sincero, porque alcanzó hasta la última fibra de mi cuerpo. ¿Es el inicio de nuestra felicidad eterna? ¿Finalmente está sucediendo? Nuestro mundo se quedó en pausa, éramos él y yo, éramos nosotros".

Tal vez no suene entendible, pero los recuerdos que he vivido en carne son aquellos me llegan hasta los huesos, pero los que han regresado a mí como una imagen grabada, no logra atravesarme, ¿mantenerme en este estado acaso no es demasiado?

"Confession: Stop.

Detén el tiempo por favor. Quiero que él y yo nos quedemos justo así, como dos piezas que finalmente se han encontrado y que están hechas a la perfección, somos complemento aunque ya lo tuvimos todo.

Cuando despierto y él está junto a mí, pellizco mis brazos para asegurarme de que no se trata de un sueño, suena tonto y sé que lo es, pero la duda es mucho más grande y me conduce a hacerlo. Sus besos, su amor, su voz, su sonrisa, su todo es mi razón de continuar.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora