34.

87 12 20
                                    

Guardé todas las cosas que creí que Sunoo iba a necesitar dentro de una mochila, mientras aguantaba el temblor sobre mis dedos tras haber conducido a una velocidad descuidada de regreso al departamento. Salí del hospital alrededor de las once de la mañana del día siguiente, después de haber firmado varios papeles en referencia a la habitación que ocuparía mi novio.

Sí, era temprano, pero el día lucía tan triste y nublado como los demás de esta semana, de alguna manera sabía que después de todo no solo yo me sentía así de triste. Tomé la mochila y antes de salir de la habitación, divisé la cajita de aquella cadena que le regalé a Sunoo, no tardé en abrirla para confirmar que ésta se encontraba ahí. En ese momento recordé que Sunoo se la había quitado para tomar un baño...

Muchas cosas vinieron a mi mente ante la preocupación y lo que nunca creí que podría pensar, apareció en mi cabeza. Aquello iba más allá de mi desesperación o de mis creencias, solo dejé que consumiera mis decisiones y tomé el móvil para buscar el contacto de Suzy. Ella no tardó en responder a los pocos segundos.

—¿Dónde estás?

—¿Hoon?

—Sí, soy yo. ¿Puedes venir? —No deseaba decirle lo que estaba pasando con Sunoo, porque no quería preocuparla. Solo pensaba verla y darle las noticias los más tranquilo posible.

—Actualmente estoy en Busan, llegué hace horas, ¿qué pasó?

—Oh ya veo. Emh... nada, solo quería saber, ¿cómo debo deshacerme de ese colgante de alas?

—¿Todavía no has hecho una limpia?

—No... mira, quiero tirarla, solo lo haga y ya, ¿no?

—No, tienes que regresarla al lugar en donde la compraste.

—Es que... no la compré, la encontré.

—Entonces regrésala al mismo lugar.

No tenía mucho tiempo para ir hasta el mismo sitio, tardaría más y no quería dejar solo a Sunoo.

—¿No hay otra manera?

—Puedes dejarla en un lugar que presente las mismas condiciones del lugar en donde la encontraste.

—En las orillas de un río...

—Entonces déjala en tierra mojada.

Ha estado lloviendo los últimos días de la semana, incluso ayer por la noche, probablemente los jardines del parque estarían húmedos hasta este momento, era una buena idea para tirar esa mierda de una buena vez sin perder más tiempo.

—Lo haré.

—¿Sunoo está bien? —escuché su voz cuando mi dedo cortó la llamada, quise hablar a último momento, sin embargo se había terminado. Le resté importancia, metí la caja dentro de mi bolsillo y caminé hacia el cuarto de lavado de donde saqué la pequeña pala que Sunoo usaba para ponerle tierra a sus flores.

Entonces bajé las escaleras corriendo, sabiendo perfectamente que cada minuto perdido era una preocupación más para Sunoo. Me interné en el deportivo estacionado afuera, al cual olvidé ponerle el seguro y arranqué velozmente, con rumbo hacia el parque más cercano.

El doctor Sejun le hará estudios a Sunoo, es lo que me dijo cuando salí de la habitación, también dijo que revisará su historial y que conforme a ello dará un diagnóstico. Él dijo que los estudios tendrían que ser obtenidos de inmediato, no me explicó la razón. Nadie quería dar un diagnóstico precipitado, ¿eso era normal? ¿Por qué había muchas evasivas a mis preguntas?

Frené de golpe cuando estuve a nada pasarme de largo y salí corriendo para ingresar al parque, sujetando aquella pala con mucha fuerza. Debido al clima frío no encontré a muchas personas alrededor, afortunadamente. Busqué con la vista algún lugar lleno de tierra más allá del césped y encontré un sector de flores en donde sobraba un espacio. Alcancé el sitio y empecé a cavar un agujero con la pala, procurando dejar una profundidad considerable.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora