14.

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He esperado por más de dos horas en el mismo lugar, el sol está en su punto alto y comienza a fatigarme. Sé que las cosas entre Sunoo y yo no están bien del todo, pero esperaba que él recordaba mis palabras y esté al tanto de que nada cambiará nuestra amistad ni siquiera mis sentimientos por él, pero al parecer él quiere tomarse algo de tiempo y no ha llegado a nuestro lugar de encuentro.

Sus clases terminaron hace dos horas, las mías también y ya no me queda tiempo para ir a comer a casa, porque tenía el trabajo en menos de media hora. Me levanté con la decepción pintada en mi rostro y recorrí las calles con lentitud, pateando una que otra piedra en el camino. Estuve llorando como un niño toda la noche, mamá se preocupó y tuve que decirle que me había ido mal en un examen, ella me consoló, pero no de la manera en la que lo necesitaba.

Sunoo era novio de Park Jongseong... ¡Park Jongseong!

Mis manos formaron puños y solté un suspiro de frustración, ese chico era un idiota total, ¿qué podía ofrecerle? Sunoo es la cosita más dulce y tierna del mundo, él es tan idiota que no podría merecerle ni en mil años.

Llegué a la cafetería alrededor de quince minutos y con una reverencia educada saludé al dueño, quien hasta ahora no se ha comportado bien conmigo, lo cual me frustra porque él no querrá aumentar mi sueldo. Me interné en los vestidores, dejando mi mochila cerca de los asientos instalados cerca de la pared, para poder abrir mi casillero. Alguien ingresó corriendo a los vestidores, oí sus ruidosos pasos.

—¡Hoon!

—Oh Jungwon, se te hizo tarde.

—Lo sé, estuve ayudando a mi madre a mover unas cajas, lo gracioso fue que ninguno pudo hacerlo hasta que el vecino llegó y nos ayudó. — Jungwon lucía radiante. Abrió su casillero, mientras yo terminaba de ponerme el unirme, atando el nudo con calma.

—Si necesitan ayuda pueden llamarme, yo suelo ayudar en esas cosas a mi madre. —Susurré, él se quedó inmóvil y volteó a mirarme.

—Gracias, mamá espera conocerte desde el día que le conté de ti.

—Oh... también me gustaría conocerla, Jungwon. —Faltaban diez minutos para que el local fuera totalmente abierto.

Me di la vuelta para recoger mi mochila, sin embargo encontré a Jungwon quitándose el suéter rojo que llevaba puesto, de inmediato volví a mirar hacia mi casillero, evitando mirarle, había sido demasiado torpe al no preguntar si ya estaba listo. ¿Por qué no hacen vestidores más parecidos a los vestidores reales? Es decir, tener unos asientos pequeños y casilleros en una habitación no la convierte en un vestidor, por favor.

—Puedes ver, si quieres.

—¿Qué? Ah no... c-cámbiate, no miraré.

—Dije que si quieres voltear, hazlo, Hoon.

¿Cómo podría voltear? ¿Qué ocurre con Jungwon? Me apegué a los casilleros, por nada del mundo miraría. Él soltó varias risitas.

—Hoon, eres un niño. —Dijo antes de lanzarme su suéter sobre la cabeza.

Yo empecé a toser para romper la tensión que se había formado.

—Deja de jugar. —Le pedí, tomando su suéter para ofrecérselo.

Un minuto después, me arrebató el suéter. —Ya puedes mirar.

Yo me di la vuelta y agradecí que estuviera con el uniforme puesto. Sé que ambos somos hombres, pero yo no he tenidos muchos amigos, no tengo tanta confianza como para mostrarme de esa manera ante los demás y además Sunoo me enseñó a ser cuidadoso con esas cosas y jamás mirar, aunque yo haya...

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora