40. SN

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Vivir siempre entre la espada y la pared es muy complicado y angustiante, no podría creerlo si no fuera porque es lo que me pasa.

He tenido un buen día, Jongseong y yo nos vimos ayer, así como lo hemos estado haciendo hace una semana, mi corazón dejó de doler y el vacío se llenó solo con saber que tengo una oportunidad de regresar con él. Sin embargo, está Sunghoon, ahora tengo por seguro que no quiero perder su amistad por ningún motivo y sé también que... no quiero perder la independencia que he ganado estando junto a él.

Si él y yo terminamos, me echará del departamento y no quiero tener que irme. Puedo vivir tranquilo ahí, sin necesidad de darle explicaciones a nadie, además él me mantiene y me da todas las cosas que necesito. Por supuesto que no puedo terminar con él, además, yo le tengo un gran cariño, nuestra amistad duró por muchos años.

—Entonces trabajarás turnos extra.

—Así es Sunie, uno de mis compañeros se enfermó y no hay nadie quien cubra su turno.

Sunghoon terminó de ordenar la sala, mientras yo cambiaba todos los canales de la televisión. Él lucía cansado, pero aún sonreía cuando nuestros ojos se encontraban. Le dije que lo que le estaban pagando era muy poco y él se excusó diciendo que no hay otro trabajo en donde quieran pagarle más por el tipo de labor que desempeña, terminamos disgustados, pero hoy ha llegado con la noticia de que trabajará horas extra porque un "compañero" se "enfermó", sé muy bien que eso no es verdad y que va porque quiere que le paguen más horas.

No dije nada, porque evidentemente nos hace falta el dinero. Estoy cansado de que la señora Park no me salude y me siga mirando con esa expresión llena de odio cuando viene a darle un poco de dinero a Sunghoon.

Pero también estoy preocupado por él, es alguien enfermizo, si le sucede algo sería terrible, ¿qué podría hacer yo? Sabiendo que él es testarudo cuando se propone algo, yo soy el vivo ejemplo, juraba jamás ser su novio y aquí estoy, viviendo con él y teniendo una relación.

—¿A qué hora irás?

—Dentro de media hora. —Respondió, terminando de acomodar la mesa central y después, dejándose caer sobre el sofá, a mi lado.

—Oh.

—¿Me dejas robarte un beso? —Sunghoon estaba de muy buen humor, aunque sus ojeras se hicieran más notorias cada día. No pude devolverle la sonrisa, porque toda esta situación me tenía mal.

—...

No quiero estar con él de manera romántica, quiero seguir siendo su amigo, pero sé que si no somos novios no podré quedarme en el departamento.

Nos miramos antes de que él lentamente se acercara a mi rostro, entendió mi silencio como aprobación. Cerré los ojos, porque observar su boca entreabierta mostrando esos brackets relucientes y esos lentes que hacen que sus ojos se vean deformes, me causaba... miedo. Sentí sus labios sobre los míos, me besó muy lento, como si tuviera toda la paciencia del mundo para besarme.

Pensé en todo, en mi madre, en mi familia, en la escuela, en Jongseong, en Jungwon, en la universidad, en todo con tal de olvidar lo que estaba sucediendo. Cuando sentí el aire fresco de nuevo, ingresando sin interferencias por mis fosas nasales, abrí los ojos. De inmediato desvié la mirada hacia la televisión, me puse a temblar, tal vez no por miedo, sino por impotencia.

Sunghoon me abrazó y empujó hacia su cuerpo. No dije nada, el silencio era mi mejor aliado, así no podría renunciar a lo que me estaba aferrando y tampoco tendría que obligarme a decirle cosas que no siento.

—Lamento no tener tanto tiempo para nosotros... realmente quiero estar contigo cada segundo de mi vida, Sunie.

Yo agradezco las horas que él se encuentra fuera, así puedo disfrutar de mí mismo sin interrupciones o momentos deplorables.

—Ya veo.

—Has estado muy callado, ¿estás molesto por algo? —Su voz sonó preocupada. Yo negué con la cabeza tan rápido como pude.

—No, solo estoy cansado, ya sabes, las clases.

—Descansa, ¿quieres que compre algo para ti? Puedo ir a la farmacia.

—No... pero sí quiero que me traigas un poco carne cuando vuelvas, ¿puedes?

—Claro, pasaré por el restaurante cerca del trabajo y la traeré.

—Gracias.

No podía perder la batalla contra Jungwon. No iba a dejar que él me arrebatara lo que me está costando tanto sacrificio tener. Recordé lo sucedido hace días, esa osadía de él al venir hasta el departamento en busca de Sunghoon.

Miramos la televisión por varios minutos más, hasta que Sunghoon se levantó del sofá, observó la hora, se puso su abrigo y se despidió de mí con un beso que hábilmente pude desviar hacia mi mejilla. Cuando por fin salió, esperé diez minutos a que sus pasos desaparecieran por el corredor y me levanté a toda velocidad para cambiarme de ropa.

Usé aquel conjunto lujoso que me quedaba muy bien y me arreglé tan bien que me sentí orgulloso de mí al verme en el espejo. Cuando estuve listo, volví a sentarme en el sofá.

Jongseong llegó media hora después de lo acordado, con una sonrisa sexy en los labios y el cabello algo despeinado. Todas mis preocupaciones se marcharon y una sonrisa apareció en mis labios. Ni siquiera esperé a que se sentara sobre sofá, porque nuestras bocas se encontraron con necesidad en un beso que duró menos de treinta segundos, pero vaya qué segundos.

—Lindo departamento. —Comentó entre beso.

—Lo sé.

Nos dejamos caer sobre el sofá y estuvimos tonteando sobre él como una hora. Él me contó que las prácticas estuvieron mejor y que el encuentro con las universidades será igual que los demás años; su equipo derrotando a los demás y el levantando la copa.

Sé que está mal, sé que Sunghoon no se merece que le esté haciendo esto. No quise pensar en ello mientras veía al hombre de mi vida reírse de mis chistes tontos, no mientras él acaricia mi cuerpo y me decía cuán hermoso soy, no mientras Jongseong esté aquí.

—Bueno depende...

—Lo sé, depende de muchas cosas.

No soy tonto, sé que si Jongseong y yo regresamos tendría la posibilidad de irme a su departamento, pero le conozco, él no es tan estable como lo es Sunghoon. En una simple pelea, yo estaría fuera de ahí. También está el hecho de que él no podría mantenerme, porque sus padres lo mantienen a él.

Todo está en contra de nosotros. Por esa razón él no quiere presionar en nuestro regreso y yo tampoco. Estamos bien así, teniéndonos, pero no atándonos. Esto solo será temporal, algún día, yo dejaré a Sunghoon y él podrá mantenerme y escaparemos para estar juntos toda la vida.

Las dos horas y media que nos quedaban de la noche pasaron volando. Jongseong se fue a las 22:30, asegurándome que mañana nos encontraríamos en los vestidores, cita que yo esperaría con paciencia.

Quince minutos después, Sunghoon llegó con una deliciosa caja de carne y papas fritas, observando el departamento tal y como lo había dejado, conmigo mirando la tele en mi pijama de ositos, ese que siempre uso cuando hace frío.

Comimos bien y él terminó rendido en el sillón, aun con el abrigo puesto y una papita resbalando por sus dedos.  

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora