33.

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Jongseong conducía a toda velocidad sin mirar alrededor, incluso saltándose los altos y girando bruscamente en cada curva. Creí que íbamos a chocar, lo creí como cinco veces y al final él siempre lograba esquivar cualquier intervención sorpresiva.

—¿Huyes de Zack? —Me preguntó alzando la voz, doblando una esquina.

—Sí... —Era difícil para mí velar por mi seguridad cuando mis dedos comenzaron a resbalar de la tela de su chaqueta, la velocidad impartida era tan alta que fácilmente podría deslizarme si no me sostenía bien.

Ambos lo sabíamos, pero evitaba pensar en eso.

—Vale. —Se escuchaba nervioso y algo conmocionado.— Agárrate de mí Sunoo, esto no es un juego —dijo seriamente, yo lo entendí e intenté resistirme, pero la poca fuerza que tenían mis dedos hasta ese momento me hizo saber que corría riesgo. Dejé de pensar en lo demás, en serio luché para ponerme en blanco y me abracé a su cintura con fuerza para no caer.

Giré la cabeza, no era capaz de tener más contacto con él, estaba muy asustado por todo, incluyéndolo. Logré distinguir a Sunghoon quien nos seguía desde lo lejos, apresurando su recorrido cuando sacaba ventaja en la curvas. Mi corazón nunca latió tan fuerte como en ese momento, sentía que iba a desmayarme, aunque el viento que golpeaba mi rostro me mantuviera despierto.

—Mierda, es veloz —susurró Jongseong, metiéndose en unos callejones lúgubres de los cuales jamás habría imaginado su existencia. Salió hacia una avenida que conectaba con otro barrio de apariencia poco agradable que casualmente se me hizo familiar.

Giré hacia atrás, habíamos perdido de vista a Sunghoon. Jongseong se estacionó en aquella gasolinera vacía en la que una vez hubo una carrera. Yo bajé velozmente y observé cómo él la dejaba en el suelo y la cubría con lo que parecía ser un cobertor de cuero. Creí que nos ocultaríamos dentro de las habitaciones abandonadas del lugar, pero él dirigió la mirada hacia el callejón colindante a la gasolinera.

—Ven. —Él tomó mi mano y me jaló hasta aquel sitio. Yo no dije nada, corrí junto a él, pensando que me llevaría a un lugar seguro. Cuando cruzamos el callejón pude reconocer completamente el sector de reparación de motocicletas al que Sunghoon asistía, no creí que fuera una buena idea. Los chicos que trabajaban ahí nos miraron con atención, aún así seguimos corriendo hasta llegar a una cancha abandonada. Cruzamos su extensión y nos internamos en lo que parecía ser una bodega.

Era una noche fría y ese lugar me atemorizó hasta los huesos. ¿Qué hacía yo en un lugar así junto a alguien como Jongseong? Había sido todo un tonto e impulsivo, esto lo provoqué yo...

Jongseong encontró un viejo interruptor que aún lograba encender una de la luces de un costado. Agradecí la luz dentro de aquel pequeño lugar, porque de otro modo iba a tener un ataque de pánico. Él se dejó caer sobre el piso, restándole importancia a que el lugar se encontrara sucio, yo solo tomé asiento en un asiento de concreto que se hallaba cerca de la ventana. Nuestras respiraciones agitadas resonaron en todo el silencio de la noche.

Bajé la cabeza, no me sentí capaz de mirarle a la cara. Pensé que había avanzado un poco en la superación de mi terror al verlo, pero aún lo sentía muy dentro, aún dolía y me impacientaba.

—¿Estás bien? —preguntó de pronto, eso me provocó un escalofrío. Asentí con un movimiento de cabeza.— ¿Por qué huyes de Zack?

—No lo sé...

—¿Pelearon?

—Quizás.

Abracé mis brazos tratando de darme calor, aunque aquellos estremecimientos no eran causados por el clima.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora