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La comida del hotel no es tan buena y es bastante costosa. Estoy un poco harto de tener que elegir lo más barato y más horrible aun, solo por el miedo de afrontar la realidad de mi soledad. Es momento de admitirlo, sí, detesto comer solo, no es algo que tenga que ver con la dependencia, en lo absoluto.

Es por ese motivo que por fin decidí salir, me arreglé y escogí mi mejor chaqueta porque iba a salir a comer conmigo mismo, por supuesto que tenía verme bien para mí, bueno, es lo que leí en una revista del hotel. Por lo demás estuvo bien, el restaurante que visité tenía platillos deliciosos y por primera vez luego de irme del departamento, pude comer sin sentir nauseas.

Cuando salí del restaurante, pensé en pasear por los alrededores, pero deseché la idea de inmediato, decidí retornar al hotel para conversar con mi madre y hacerle saber que todo estaba bien, aunque evidentemente no todo estaba bien. Metí las manos dentro de mis bolsillos y seguí de largo por la calle principal, esquivando con habilidad a la gente apresurada.

—¿Sunoo?

Sorpresivamente, de uno de los antros de la calle, salió a interferir mi camino un chico. Si no hubiera sido por aquel llamado, hubiera pasado de largo, sin embargo me detuve estúpidamente al reconocer su voz.

—...

El chico levantó la cabeza, mientras se apoyaba de la brillante pared del lugar. Reconocí a Jongseong de inmediato, no podía sostenerse por sí mismo y olía a alcohol. Noté de inmediato que se encontraba ebrio, mas no pude adivinar la razón. Me estremecí por completo y comencé a ponerme nervioso, si bien no me puse histérico, estaba a punto de entrar en crisis.

—Pero si eres tú... —Sonrió cuando yo quise pasar, pero él me lo impidió estirando su brazo, como si estuviera a punto de sujetarme.

—Déjame pasar.

—Vamos, no me digas que... sigues... sigues enojado conmigo. — Detestaba la sonrisa en su rostro, la odiaba.

—Dije que me dejes pasar.

Él no se veía con intenciones de hacerlo así que retrocedí un poco y me dirigí a la orilla de la acera dispuesto a irme, ahí fue cuando él dejó la pared y me sostuvo los brazos. Quise gritar con mucha fuerza, no obstante me quedé mudo, tan aturdido por el terror y la conmoción de sentir su contacto. Medí la dimensión de mi terror hacia él, entendí cuánto daño psicológico me había causado luego de aquella noche, porque me encontraba muy indefenso, imposible de detener lo que él tenía planeado... no me mató, pero algo mío murió esa noche.

—Tú sí eras un buen novio...

—...

No pude respirar, mi pecho comenzó a moverse con velocidad tratando de no ahogarme en el intento que buscar aire. ¿Por qué mis pies no respondían? ¿Por qué?

—Extraño tu piel.

Cuando Jongseong elevó sus dedos para tocar mi mejilla, pude salir de mi inmovilizada sorpresa. Le empujé con toda la fuerza que solo podía otorgarme el miedo, él perdió el equilibrio y cayó de espaldas contra el frío cemento de la acera.

Me sentí cansado de pronto, un extraño y tensionante dolor se instalo en mi espalda. Solo mi respiración agitada y su quejido de molestia pudieron oírse. Retrocedí dos pasos sin quitarle la vista de encima y luego corrí sin detenerme a lo largo de la calle, sufriendo por la sensación de ser perseguido aunque solo pudieran oírse mis pasos. No me detuve incluso si la impresión de que mi corazón fuera a salirse del pecho perdurara durante todo el trayecto.

Llegué a salvo al hotel, sin embargo por la duda, tomé el ascensor asegurándome de que nadie me seguía. Intenté reponerme, no estaba temblando, pero sí me sentí débil, incluso mareado. Tragué duro cuando las puertas se abrieron mostrándome el pasillo colindante a mi habitación, salí lentamente, tranquilizándome a mí mismo, sin embargo todo eso se vino abajo al reconocer una figura conocida en la puerta. Sunghoon se encontraba apoyado en ella y levantó la cabeza cuando oyó mis pasos. Nuestros ojos se encontraron después de cuatro —largos— días.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora