Se trata del reinicio de las cosas a las que decidimos ponerle fin y por las que pedimos una nueva oportunidad. Se trata de pedir condescendencia a todo lo inexplicable dentro de este mundo lleno de contradicciones, de las cuales nos vemos sujetos como si se tratara de lo más auténtico en el universo.
Abrí los ojos después de quedarme dormido por diez minutos y a diferencia de hace instantes, el sol comenzaba a colarse a través de la transparencia de la cortina. No sentí nada, solo sentí vacío, lo que relativamente era lo mismo. Me quedé absorto en un momento que se veía ajeno al mío, dejé que la lejanía de ese sentimiento sobre mi pecho empezara a consumirme. Todo, todo carecía de sentido, hasta el agujero en el techo que me miraba expectante, retándome a pensar en la razón de su existencia, lo que por supuesto no tuvo ni el más mínimo interés mío. ¿Es lo que uno siente cuando ya ha sentido todo? ¿Siente la nada?
Me incorporé sobre la cama con cuidado de no mover a Sunoo, quien todavía se hallaba descansando entre la calidez de las sábanas, con el objetivo de dirigirme hacia la cocina. Revisé el lugar y en un rincón del comedor alejado de la vista, encontré aquella mochila que aun conservaba nuestro pasado en pequeños objetos. Los sentimientos que creí disueltos se encontraban ahí dentro, lo sabía, aquello me impulsó a continuar con la decisión ya tomada. Dejé la mochila sobre el lavaplatos, mientras estiraba mi brazo para empujar la ventana que dejó ingresar el reducido brillo del sol, y sin pensar en nada, tomé los cerillos del cajón cerca de mis rodillas, encendí uno, sabiendo que bastaba para reducir a cenizas lo que fuimos.
Abandoné la cocina de inmediato y caminé con rumbo hacia la habitación. Sunoo se encontraba sentado sobre la cama y terminaba de cerrar los botones de su abrigo. Pasé de largo hasta el closet donde sin ver, logré acomodar mis zapatos dentro de mis pies, mientras deslizaba sobre mi cuerpo cualquier chaqueta que apareció en ese instante. Luego tomé mi mochila lista desde esta madrugada y me acerqué a Sunoo para poder cargarlo en brazos.
—No respires hasta que salgamos, ¿de acuerdo?
Él asintió de inmediato y se aferró a mi cuello, en donde cubrió su nariz, durante todo el recorrido del pasillo hacia la puerta principal.
Cuando el caos inundó nuestras fosas nasales, el final abordó nuestros pensamientos. Las cenizas de lo que fuimos se desvanecían junto a los latidos silenciosos de un amor que solo contaba mentiras. El presente que hablaba sobre "nosotros" era lo único sincero que logramos proteger de las llamas. No queríamos nuestro amor del pasado ni del futuro, queríamos nuestro de siempre, el que era sincero y que nos mantuvo siendo felices hasta ahora.
Fue la razón para que huyéramos de aquel departamento lo más pronto posible, dejando atrás absolutamente todo. Las cosas materiales o de valor quedaron reducidas a nada. Olvidamos cerrar la puerta, olvidamos dejar encendida la radio, olvidamos activar las alarmas, olvidamos nuestros ahorros dentro del cajón, nos olvidamos del mundo o quizá, nunca nos importó. Éramos él y yo juntos huyendo de todo lo que conocíamos y renunciando a las banalidades de lo socialmente deseado.
Atravesamos el vestido un minuto después y alcanzamos el deportivo estacionado en la puerta del edificio. Sunoo estiró su mano para mover la manija de la puerta en el afán de abrirla y yo procedí a dejarle con cuidado sobre su asiento, al lado del volante. Cerré la puerta y con prisa, recorrí la distancia hasta mi sitio en el volante. No hubo tiempo para ultimar detalles, solo para entregarle la mochila con nuestras cosas y empezar a conducir, con la intención de alejarnos lo más pronto posible de aquel lugar.
El silencio nos acompañó durante los primeros quince minutos del trayecto, hablándonos de más cosas que nosotros mismos no podíamos entender. Sunoo dejó caer su cabeza sobre el respaldo de su lugar y soltó un suspiro pesado, semejante a un quejido. Las últimas horas ha dejado que el dolor le consuma, en donde siempre hay una distancia entre lo que quiere y puede hacer en movimientos tardíos. Sus fuerzas se vieron reducidas a su voz, casi idéntica al susurro.
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Sunoo, el chico flor ⪼ SunSun
Fanfic⪼ Sunghoon no pudo evitar que Sunoo floreciera, aunque quiso protegerlo y ocultarlo de los demás, todos se habían dado cuenta de cuán hermoso se había puesto. ⪼ Sunoo se convirtió en una hermosa flor y ya no necesitaba a su mejor amigo, el cactus en...