5.

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Sunghoon amaneció con un dolor de cabeza insoportable y con muchas ganar de echarme por la ventana, mientras buscaba con enfado su encendedor que al final encontró en su bolsillo.

—¿Estás bien? —Pregunté con algo de temor. El amanecer ingresaba por su ventana y él yacía sentado sobre la orilla de la cama, fumando un cigarrillo sin detenerse.

—Esto no suele suceder tan seguido... —Susurró, dejando escapar el humo por su boca y acariciando su sien con calma.

Recordé que la señora Park solía tener una técnica para bajarle el dolor de cabeza a Sunghoon, técnica que nunca funcionó en mí, pero que funcionaba de maravilla en él. Siempre ha sido un chico muy enfermizo.

—Si... me dejas puedo intentar ayudarte.

Él le dio una calada a su cigarrillo y se dejó caer de espaldas sobre las sábanas.

—Procede.

—Bien, ¿puedo revisar tu cocina par-

—Dije que procedas.

Sunghoon lucía muy estresado y tenía un humor terrible, era obvio, sus amigos no lo entendían. Cuando a uno le duele la cabeza simplemente se vuelve loco. Salí de la habitación hasta la cocina. Observé alrededor, todo se veía limpio, casi nuevo, como si nadie nunca la hubiera usado. Le resté importancia a la situación, encontré un par de platos hondos que todavía conservaban su plástico de compra. Tuve que retirarlo y llenarlo de agua fría.

Salí con el recipiente y lo llevé hasta la habitación, luego saqué tres pequeñas toallas de mi maleta, ellas ayudarían muchísimo. Me encargué de mojarlas y luego exprimirlas hasta que estuvieran húmedas.

—Esto puede incomodarte un poco. —Susurré despacio, no quería causarle molestia. Puse una toalla sobre su frente. Creí que tendría tensión cerca del frontal. Tomé otra toalla y la deslicé con cuidado debajo de su cabeza, justo en la nuca. La última envolvió su cuello.

—Joder.

—Por favor sé paciente... —Le cubrí con una sábana porque era una mañana fría y él podría resfriarse fácilmente.

Decidí abandonar la habitación para dejarle descansar. Tenía muchas ganas de cambiarme y darme un baño, pero la situación no me permitía hacerlo inmediatamente. Tendría que esperar a que él se encontrara mejor. ¿Sería capaz de asistir hoy a clases? No lo veía muy bien.

Volví a ingresar a la cocina, esta vez el hambre me obligó a curiosear en la cocina. Ataqué el refrigerador. Era extraño, quiero decir, tenía mucha comida, pero sin abrir, algunas de las cosas se han podrido en su lugar. ¿Cómo pudo simplemente dejar que eso pasara? Sunghoon siempre ha sido alguien responsable con su comida y tenía que prepararla él mismo para sentirse tranquilo, pero ahora eso está ahí... y parece no importarle.

Encontré una nota extraña sobre la carne podrida que decía: "Si pones la carne sobre la sartén, comerás bien y dormirás feliz, ¡cómela!".

Dejé la nota en su lugar.

Sentí miedo de tirar algo a la basura, creí que no sería correcto, además yo no era nadie para hacerlo. Decidí tomar las cosas que estaban empaquetadas y que aun no se vencían. Si bien había aprendido a cocinar algunas cosas decentes estos años, no me veía preparando nada con lo poco que encontré.

Sin embargo logré destilar café porque al parecer era lo único que se preparaba ahí, me di cuenta que la destiladora estaba nueva. Me preguntaba si Sunghoon la usaba, porque parecía nunca haber sido usada. El no tomaba café, probablemente esa es la razón, aunque el tarro de café estuviera abierto. También hice algunos hotcakes con dos huevos que estaban —afortunadamente— frescos. Derretí un poco de azúcar sobre ellos, porque no encontré miel.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora