18.

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Llegué al departamento alrededor de las siete de la noche, todo debido a que el tráfico estaba más jodido que nunca en estos días.

—¿Bebé?

Ingresé a la cocina para dejar las bolsas de comida que había comprado en el restaurante favorito de Sunoo y me lo encontré muy ocupado ordenando algunos planos. Él de inmediato se giró a verme y esbozó una ligera sonrisa.

—Amor.

Sostuve su cintura entre mis brazos, aprovechando la cercanía para robarle un par de besos pequeños.

—¿Qué estás haciendo aquí, eh? Te dije que descansaras.

—Solo estaba lavando los platos...

—Da igual, quiero que descanses.

—Pero estoy bien, amor.

—¿Te pusiste la cremita sobre el tatuaje?

—Síp.

—¿Te sigue doliendo?

—Sí, pero no mucho.

Ha pasado una semana desde que nos hicimos los tatuajes y el de Sunoo está tardando en sanar. Es realmente extraño porque al mío ya se le está cayendo la costra y ha desaparecido el dolor, pero el suyo va muchos pasos atrás, es decir, sí se está sanando pero de una manera bastante tardía.

Por lo que le he prohibido hacer las cosas que normalmente hace como por ejemplo cocinar, cargar las cajas de los pedidos, caminar imprudentemente por todo el departamento en busca de gérmenes y casi respirar, por miedo a que su tatuaje pudiera infectarse o algo así.

—Ush bebito, perdóname, todo es mi culpa.

—Claro que no.

—Sí, ese lugar es bastante delicado, joder, ¿en qué estaba pensando?

—A mí me gusta el lugar y estoy bien, ya sabes que siempre que me hago una herida tarda en cicatrizar.

—Lo sé, pero por favor descansa hasta que desaparezca el dolor por lo menos, ¿sí?

—Si me sigues consintiendo así me haré alguien flojo.

—Calla, yo te consiento cuanto quiero.

Él le regaló a mis mejillas un par de besitos ruidosos que me arrancaron risas tontas. Sin duda, saber que él se encontraba mejor me aliviaba de alguna manera, pues todo el día estuve muy preocupado por él, tenía mucho miedo de que el dolor intenso surgiera de nuevo y que nadie estuviera ahí para hacer algo inmediatamente. Juro que estaba a nada de demandar a la tatuadora si no fuera porque sabía perfectamente que el proceso de recuperación era así y que mucha gente tardaba en recuperarse.

—Amorcito te extrañé mucho.

—Yo también, solo pensaba en ti.

—¿Mucho?

—Muchísimo. —Incluso Matty tuvo que golpear mi brazo para que prestara atención en el ensayo—. ¿Pudiste dormir un poquito?

—Sí, pero no como lo esperaba y ahora tengo sueño.

—Dormirás después de comer, ¿vale?

—Vale...

Tomé las bolsas de la comida y le seguí lentamente hacía la habitación. Como es usual estos días él está siendo cuidadoso y camina a su tiempo, en caso de que pudiera haber un roce accidental con el muslo contrario y que eso le provocara dolor. Tuve la intención de cargarle entre mis brazos, pero el simple movimiento brusco le causaría dolor, así que bueno... no dejaré de sentirme mal hasta que él se recupere.

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora