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El hallarme a mí mismo fue el dilema, ¿dónde estoy? ¿Quién soy? ¿A dónde me dirijo? Fue frustrante querer hablar de algo que pensaba que sabía y que al final era suposición.

Por supuesto que es extraño admirar una flor, sentirte extremadamente familiar con ella como si supieras exactamente qué se debe hacer para cuidarla y que de pronto cuando estés a punto de iniciar te detengas, simplemente te quedes estático sin saber qué hacer. A veces pensaba que se trataba de una broma, con el tiempo me he rendido, no he intentado hacer más cosas de las que estoy seguro de conocer. Mi madre decía que a ella también le pasaban esas cosas, que probablemente se ha vuelto una costumbre de la familia...

Familia, ¿de qué familia hablaba si no he conocido a ningún Park jamás en la vida?

No entré en desesperación, solo lo asumí y comencé a buscar un sentido El vacío en mi pecho me condujo a conocer más, a probar más, a elegir lo que quería ser. De alguna manera, el vacío que llevaba dentro se asemejaba a un pozo sin fondo, yo no conocía el fondo, pero confiaba en el abismo y en su inmensidad para algún día encontrar algo que pudiera llenar algún espacio. Es difícil de explicarlo, sentirlo es más angustiante de lo que se oye.

Hay un jodido hoyo en el techo y no dejaba de pensar en él hasta que ella llegó a mi vida como una extraña coincidencia del destino. Llevaba un vestido largo y amplio que brillaba en cada giro, no se trataba de su feminidad o de la manera elegante en la que sus dedos flotaban en el aire, se trataba de esa expresión dulce que gritaba "jamás será contigo" y que a mí me dijo: "Solo inténtalo conmigo". No, no era un reto. Era ese instante mágico que nos unió en un lugar que no lucía como un cuento, aún si ella era la princesa y yo un simple extraño.

Wonyoung me miraba al hablar, ella jamás huyó de mis ojos, siempre estuvo ahí esperando reflejarse en mí. La dulzura en su voz me llamaba a verla y a pensarla y a convertirla en parte de mí. Nunca me han gustado las cosas románticas, pero por ella me hice príncipe...

Imaginé un mundo solo para nosotros, donde el mañana no fuera preocupación, solo tiempo. Quería lucirla ante todo el mundo, gritar orgullosamente que entre todos, ella había decidido darme la oportunidad a mí. Deseaba que mi madre la conociera y la amara tanto como yo, cualquier madre estaría orgullosa de que su hijo tuviera a alguien como ella para siempre. Tiene una amabilidad y paciencia casi increíble, una dulzura y hermosura fuera de lo real. Ella era el límite de la imaginación que va más allá de la perfección.

Ella tenía lo mejor de mí.

Pero vamos, yo era un monstruo. Extasiado de la pasión carnal de los instintos más bajos del ser humano. A veces era pasión y casi siempre fuego, amaba haber matado esa sensación de preocupación al saber que ya había llegado el otro día y yo seguía con las intensas ganas de seguir festejando un "no sé qué".

No merecía a una persona como Wonyoung, merecía a alguien como Sunoo...

Bueno. Sunoo llegó a mi vida dejando los cuentos de lado, llegó como la puta mentirosa que llega vestida de damisela en peligro solo para chupársela al príncipe. El príncipe que creció entre los plebeyos y que aunque bebía vino entre copas de oro, seguía tan anhelante del burdel en el que suele quedarse a dormir.

Es que vamos, él no terminó de llegar y ya estaba ofreciéndome el culo como si fuera lo más normal del mundo, al principio creí que aquel sonrojo en las mejillas solo era parte del plan. Sunoo no brilla, tampoco detiene el tiempo cuando está junto a mí, probablemente tampoco me hace imaginar una vida entera a su lado.

Él no hace poesía con tan solo sonreír, él está preso de la soledad de querer ser algo que nunca será. La prostituta que nunca se hará princesa. El plebeyo que jamás será príncipe. Nada encaja. Él no me inspira a mejorar, tampoco quiero escapar de mi vacío con él. A veces pienso que él destrozó lo que con tanto esfuerzo había construido.

Llegó a destruir... tratando de poner orden.

No tiene sueños, no hay metas, no hay esperanza. Solo una responsabilidad tediosa y una inseguridad que desespera. Él piensa y piensa y siempre toma las peores decisiones...

No quise escapar de mi vacío con él porque cuando llegó a mi vida el vacío fue desapareciendo. No sé realmente qué es lo que tiene de bueno, que aunque todo se vea como malo, ha logrado hacer algo bien. Negligentemente dejé que él se apoderara de todo, empezó por la cama, luego la cocina, el baño, la lavandería, el closet, el departamento, la dirección, finalmente yo.

Entonces cuando le miraba a los ojos me veía a mí y le detestaba con toda el alma. Todo lo que se asemeja a mí me provocaba miedo y horror, ¿cómo podemos ser iguales si somos dos piezas distintas y dispersas?

Tal vez porque la similitud está en nuestras almas y en la manera en la vemos el mundo a través de una herida.

Él no sabe nada sobre mí y yo tampoco, y aun así, siento que nos conocemos de toda la vida.

Los bajos instintos siempre ganan, dicen. El príncipe admira a la princesa desde su trono de oro, mientras acaricia sus dedos cubiertos por seda tan suaves como la pureza, pero no puede sacarse de la cabeza al burdel en donde sus vicios y pasiones son desatados. Donde es él sin tener que fingir, sí, puede ser alguien repugnante y hasta decepcionante, pero ahí... no tiene que sentir vergüenza, menos cuando esos brazos cálidos se ciñen en su cuerpo y "él" le susurra que jamás conocerá a alguien igual, que es grandioso... aunque sea un monstruo.

Sunoo no es alguien malo, tampoco no brillar lo es. Es alguien torpe, no sabe exactamente qué hacer para que yo pueda quererle, recurre a los viejos métodos que joden y que solo destruyen algún posible avance. Sin embargo quizás no lo sabe, pero detrás de esa capa de chico indeciso y "descarado", se halla alguien débil...

Es la sensibilidad suya que me impidió echarlo el primer día que llegó. Tiene una sensibilidad única y él no lo sabe. Una sensibilidad que me provoca ganas de llorar...

Él no tiene que tener una voz dulce para transmitirme todo lo que siente, le basta una mirada para provocarme un sentimiento. No, no es pureza aunque parezca, el delicadeza y... sensibilidad. Cuando acaricio su piel y él se estremece. Cuando beso sus labios y él queda prendido de mi boca incluso si ya nos hemos separado. Cuando le abrazo por las noches y permanece profundamente dormido hasta el día siguiente.

Esas incontenibles ganas de llorar cuando él me mira de reojo y rápidamente baja la mirada al ser descubierto.

Ese incontenible deseo de querer hacerlo mío marcando su piel y provocando sus gritos desgarradores y eróticos, con todo mi odio contenido, solo para abrazarme a él cuando todo haya pasado y quererlo para mí con la rabia de no entender qué sucede.

Quizás él si brille, pero yo no lo he descubierto. Quizás él si hace que el mundo se detenga y que el futuro se resuma en un "juntos", pero yo no lo he notado.

Quiero hacerlo, a veces no.

Pero quiero quedarme a su lado, está bien, no hay magia ni perfección, no hay sueños ni planes, hay orden y espacio, y está bien.

Está bien, ¿cierto? 

Sunoo, el chico flor ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora