{Narras Tú}
—¿Ha llegado tu novio para contenerte? Muy dulce de tu parte, pero la zorra está hecha una fiera.
Tenía deseos de arrancarle la piel, cada maldita y asquerosa membrana que cubría su cuerpo. ¿Porqué diablos se comportaba así conmigo? Iba a asesinarlo si no salía de allí.
—Cierra la boca, idiota – dijo Erick furioso, colocándose delante de mí.
—Cállate tú – atacó Christopher adelantándose.
—Ya dejen de joder los dos – me puse en el medio y alejé a Erick de él.
—¿Así que lo defiendes? – preguntó Christopher de nuevo burlón.
—¿Y a ti que te importa? – comencé a descargarme – Vete a buscar otra vagina para follar y déjame en paz. No quiero saber nada de ti, no quiero verte ni escucharte – solté furiosa – Me das asco, Vélez. Desearía nunca haberte conocido.
Él me miró, y supe que me había pasado de la raya. Pero ya no podría volver atrás. Me lanzaría a llorar en cuestión de segundos, así que solo tomé a Erick de la mano y comencé a caminar apresuradamente.
—Tranquila, pequeña – susurró él mientras acariciaba mi hombro.
—No lo soporto, Erick, ¡No lo soporto! – dije mientras lágrimas comenzaban a salir de mis ojos.
—No vale la pena, es solo un idiota que juega con todas, no mereces estar mal por un "bragueta abierta" como él – me reí sin ánimo al notar el nuevo apodo referido a Christopher – No te quiero ver mal – sonreí sin ganas – Vamos, ¿Qué te parece si vienes a cenar esta noche a casa? Habrá una gran fiesta y mis padres se mueren por verte – me propuso.
—No lo sé, Colón – suspiré indecisa.
—Vamos, hazlo por mí, será divertido – dijo con una mueca – Bueno, al menos lo será si tú estás ahí – sonreí de nuevo.
—Bien, ¿Qué me pongo? – él soltó una carcajada.
—Pues, se que no te gusta, pero es algo formal – dijo él – Pero no tienes que ir formal si no quieres, sólo quiero que vengas.
—Está bien – acepté.
—Genial, paso por ti a las ocho, ¿Te parece? – preguntó entusiasmado – ¿O cuatro horas no son suficientes para arreglarte?
—Cállate, tarado – ambos reímos.
—Te veo a las ocho, adiós – me dio un beso en la mejilla y volvió por el mismo camino al instituto.
Él tenía un lujoso auto, pero el camino hacia su casa quedaba hacia el otro lado, así que todas las tardes él me acompañaba a casa esas tres calles, y luego volvía por su coche para dirigirse a casa.
Saqué las llaves de mi bolso, y noté como un auto se estacionaba detrás de mi.
Christopher se bajó, y me sorprendió verlo sin acompañante. También, que no me haya insultado como de costumbre.
Entré a casa.
Las horas pasaron rápidamente, y yo dormí una siesta de una hora, para luego ir a bañarme.
Opté por un vestido negro, no tenía tirantes, y unos zapatos de tacón negros.
Alisé mi pelo y lo dejé suelto. Me delineé los ojos, y me puse un poco de brillo labial. Tomé una cartera de cuero, y allí metí mi monedero, mi celular, mis llaves y algunos chicles de menta.
Estaba lista.
Decidí salir a la puerta antes de que Erick llegara, quería irme lo más pronto posible de allí, pero aún faltaban quince minutos para que él viniera.
Me senté en la entrada y contemplé el cielo que que comenzaba a oscurecer.
—¿Qué tal? – me sobresaltó su voz.
Christopher estaba parado justo en frente de mí.
—Bien, ¿Y tú? – respondí seca.
Él no me respondió.
Me miró, podía notar muchas emociones en sus ojos cafés. Rabia, impotencia, ¿Dolor?
Me paré confundida, y él se acercó de repente a mi.
—Ya no aguanto, _____ – susurró y mi corazón comenzó a latir furiosamente.
Acercó su rostro al mío, y rozó mis labios con los suyos. ¡Qué bien se sentía! Luego de tres malditos meses de lejanía, volvíamos a estar tan cerca.
Continué su beso, tímidamente su lengua comenzó a rozar mis labios, hasta que inconscientemente le permití el paso a mi boca.
Apreté mis brazos alrededor de su cuello, mientras inclinaba su cuerpo hacia abajo y sus brazos descendían desde mi espalda, hasta debajo de mi trasero.
Me alzó en brazos, aún besándome y yo acorralé mis piernas a su alrededor.
—Extrañaba esto – dijo una vez que nos separamos para tomar aire – Te extrañaba a ti – sus ojos estaban vidriosos, ¿Era posible? Enterré mis manos en su pelo, y lo atraje de nuevo hacia mí. Sabía que luego me dolería, y me arrepentiría. Pero en aquel momento solo quería llenar el hiriente y frío vacío que él había dejado en mí, tres meses atrás.
Sus manos recorrían mi espalda, y rozaban mi trasero. Mordisqueaba mi labio inferior, y me apretaba contra sí. Mientras yo intentaba contener los gemidos, de alegría, dolor, y excitación.
Abrió la puerta de mi apartamento, nos metió a ambos adentro, y luego la cerró.
Me solté de inmediato de él. Erick no tardaría en llegar.
—Esto no es correcto – dije dolida evitando sus gemas cafés.
—_____ – susurró con voz melancólica, se acercó y me apretó contra la pared mientras acariciaba mi mejilla – Dime que no sientes lo mismo que siento yo ahora – murmuró y me sentí deshecha.
Lo necesitaba.
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Enamorada de un Mujeriego | Christopher Vélez
Фанфик...y entonces descubrió que sin amor, todos los besos saben a lo mismo...