Capítulo 111

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{Narras }

¿Debía preguntarle? La duda me quemaba la cabeza y no me dejaba tranquila desde la noche anterior a leer ese mensaje. El cual, inmediatamente, marqué como "no leído", y volví a dejar el celular exactamente donde se hallaba.

—¿Te sucede algo, encanto? – preguntó Joel mientras mordisqueaba un hotcake.

—No – dije yo – Voy por el correo.

Solo era una excusa. Probablemente ni siquiera tuviese correo.

Abrí el buzón con cuidado y unas cuantas cartas se deslizaron a mis pies.

Sorprendida las recogí y noté que una de ellas venía en un grueso papel elegante.

Caminé con rapidez al interior de la casa, pero no sin antes asegurarme de haber dejado cerrado el buzón correctamente.

Me senté en la mesa del comedor y bebí un sorbo del amargo café.

—¿Y esas cartas? – preguntó Joel mientras bebía un jugo.

—No lo sé, eso descubriré – le respondí con una sonrisa mientras abría el primer sobre.

"Señorita Rodríguez:

Nos dirigimos a usted desde la Universidad de Loja. Deseábamos comunicarle debido a sus datos entregados recientemente en una ficha personal con su aptitud académica, y su deslumbrante desempeño en Filosofía y letras, nos complace informarle que está más que bienvenida a ser parte de nuestra universidad. Esperamos comunicarnos cuanto antes.

Atentamente, directivos y profesores".

Volví a leer aquellas pocas palabras una y otra vez.

Luego de caer en la cuenta que ya tenía trabajo, chillé emocionada y me abalancé sobre los brazos de Joel.

—¿Qué? ¿Qué sucede? – preguntó Joel con una sonrisa.

—¡Me aceptaron! ¡Seré profesora en la Universidad de Loja! – grité mientras daba pequeños saltos alrededor de todo el comedor.

Él me miró sonriente y luego me abrazó.

—Estoy orgulloso de ti, cielo. No me sorprende que hayas entrado, eres increíble – besó mi mejilla y luego acarició mi cabello – Esta noche celebraremos, ¿Qué te parece?

Estuve a punto de contestarle que sí, hasta que lo recordé.

—Oh no, lo siento – me apené – Zabdiel me invitó a una fiesta en su casa, porque pronto se graduará – suspiré y me pareció notar algo extraño en su mirada, ¿Alivio? Quizás le molestara llevarmea cenar cada noche. No lo había pensado – ¿Quieres venir?

Él sonrió animado.

—¿Sabes? Vé tú. Me encantaría acompañarte, pero ahora que lo pienso, tengo que terminar el maldito papeleo, o mi tío me asesinará – carcajeó y lo acompañé – Ponte linda y rompe corazones, aquí estaré esperándote – se acercó y me apretó contra su pecho, arqueé una ceja – Pero recuerda que eres mía, tú y esa hermosa boquita que tienes – unió sus labios y su lengua entró en contacto con la mía, luego de un profundo besó, se alejó apenas un poco para poder morder mi labio inferior – Mía – repitió.

Enamorada de un Mujeriego | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora