Capítulo 109

5.1K 312 1
                                    

{Narras }

—Yo... Es que no puedo cambiar el pasado – "No, no puedes", pensé – Quiero que nunca olvides que te amo, tanto a ti, como amé a tu madre. Su muerte no es una excusa para haberme emborrachado todos aquellos años, pero... Yo... No sé como explicarlo – suspiró – Tú eras muy pequeña, y quizás hayas ido asumiéndolo con el pasar de los años. Pero yo he sido consciente cada día de como el amor de mi vida empezaba a respirar con dificultad, o sus ojeras se acentuaban incluso aunque durmiera horas y horas – sollozó y quise cortar la comunicación. No soportaba pensar que eso era realmente lo que le había sucedido a mi madre – No te imaginas lo que fue ver como se iba muriendo poco a poco, y aún así no dejaba de brindarnos su amor a ti y a mí. La amé demasiado, _____ – susurró con la voz quebrada – El alcohol era lo único que me refugiaba y lo que me hacía olvidar que ella ya no estaba con nosotros. Vuelco a repetir, sé que no es una excusa, pero necesito que me perdones, o al menos saber que me quieres.

Las lágrimas no tardaron en llegar. ¿Cómo podía decirme esto a estas alturas de mi vida? Bien, simplemente me conformaba con haber abierto el corazón de un tipo como él, siempre frío y distante. Sobre protector, y duro. Aquel hombre que había hecho mi vida miserable. Y volvía a repetirme, si no lo perdonaba, el tiempo no servía de nada, mis heridas seguirían ahí.

Suspiré y pensé en mi madre. En lo felices que fuimos cuando ella estaba con vida. En el amor que ella le brindó a él, y él a ella. Y luego pensé en Christopher, no sé porqué lo hice, pero presentí que muestra relación había sido tan pasional como las de mis padres. Me sentí orgullosa, por el simple hecho de haber conocido a alguien que diera vuelta mi mundo como mi madre lo hacía con mi padre.

—Te amo, papá – balbuceé con lágrimas en los ojos, mientras sentía las caricias de Joel en mi hombro – Y te perdono, no importa lo que hayas hecho, te amo por ser quién eres, te amo por haber amado y cuidado a mamá. El resto ya no importa.

Escuché su llanto y sentí como se me estrujaba el corazón.

—Gracias – susurró con voz ronca – Gracias, hija – luego de unos cuantos segundos volvió a hablar – Esta debe haber sido la charla más cursi que hemos tenido – rió tristemente y lo acompañé.

—Sabes que no somos así – le dije mirando a Joel con una sonrisa, la cual me devolvió al instante.

—Claro que no – volvió a reír – Supongo que nos veremos en unos cuantos días, ahora debo irme.

—Bien, entonces, ¿Estamos en contacto?

—Por supuesto – afirmó.

—La cena estuvo increíble, gracias cariño – le dije a Joel y luego besé su mejilla.

—¿Así me lo agradeces? – se quejó divertido.

—¿Se te ocurre alguna otra idea? – pregunté en voz baja mientras él me apretaba contra su cuerpo.

—Pues, con ese vestido que llevas puesto, déjame decirte que he soñado con ciertas cosas contigo, toda la noche – susurró en mi oído y sentí el rubor llegar a mis mejillas. Apoyé mi cabeza sobre su hombro, mientras él comenzaba un recorrido de besos desde detrás de mi oreja hasta mi cuello.

Por un breve momento sentí su lengua sobre mi hombro, lo cuál encendió mis terminaciones nerviosas, dejándome abrumada.

—Vamos al cuarto – murmuró sobre mi piel.

Sonreí satisfecha cuando me tomó en brazos y nos dirigió hacia el dormitorio.

Enamorada de un Mujeriego | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora