Capítulo 146

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{Narras }

Al parecer debido a las fuertes lluvias que azotaban el campus y los edificios de la universidad, suspenderían una de mis clases, por lo que podría llegar más temprano a casa.

—Le prometo que mi desempeño será mejor en el próximo examen – dijo Fred, uno de mis alumnos más aplicados al finalizar la clase.

—No ha sido mala tu calificación, Fred – le avisé recogiendo los exámenes que tenía sobre el escritorio que pertenecían a alumnos ausentes aquel día.

—Pero no ha sido un sobresaliente tampoco – me recordó él y yo sonreí.

—Pues entonces, ¿Quieres volver a rendir el examen? Muchos en tu lugar se quedarían con esta calificación, que si bien no sobresale, es excelente.

Él lo meditó unos segundos.

—Tiene razón. No rendiré el examen de nuevo, pero la próxima nota sobresaldrá, se lo juro – me sonrió prometedor.

Le devolví la sonrisa y me despedí de él con la mano, mientras caminaba por el atestado pasillo lleno de estudiantes.

Como amaba trabajar en aquel lugar. Tenía química de profesora. En repetidas ocasiones, los directivos me mencionaban que yo era "una más de ellos", debido a mi temprana edad.

Yo no lo creía así, si bien yo tenía alumnos de mi edad, e incluso mayores que yo, me sentía satisfecha con mi actitud al enseñar.

Si así sería una vida de profesor, pues seguiría con la misma carrera el resto de mi existencia.

Al llegar a la salida del edificio, un grupo de mi tercera clase me saludó con un "Hasta luego profesora Rodríguez" y algunas sonrisitas pícaras.

Los saludé con la mano y retomé mi camino al aparcamiento.

La lluvia era fuertísima, y dudaba que pudiese llegar a mi casa. Me metí dentro del coche nuevo, un Volvo que había elegido Richard.

"Bien, mientras más temprano llegue a casa, mejor", pensé.

Encendí el motor, y con cuidado conduje a través del resbaladizo y peligroso camino del campus.

Mis nervios volvían a hacerse presentes en el viaje.

¿Cómo decirle a alguien tan dulce como Joel que yo no correspondía correctamente a sus sentimientos? ¿Por qué debería romperle el corazón de esa manera?

Pese a todas mis dudas, había una que ya tenía bien clara y asumida.

"¿Estaba haciendo lo correcto?", para mí, si lo estaba haciendo.

No habían cavilaciones al respecto, estaba jodidamente enamorada de Christopher, y me arriesgaría otra vez.

Aparqué el auto.

El corazón comenzó a palpitarme con fuerza cuando llegué al umbral de la casa.

"Enfréntalo, Joel merece saber la verdad. Lo amas, pero no de ese modo".

La tormenta se volvió aún más fuerte, y unos cuantos relámpagos iluminaron el cielo gris verdoso.

Suspiré y metí la llave en la cerradura.

Enamorada de un Mujeriego | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora