{Narras Tú}
—Es mejor que no lo sepas – se rió – Estoy como en un estado de estupidez extremo – explicó – Es como si estuviera borracho, diré todo lo que no quiero decir sobrio.
—Ya quisiera escucharlo – sonreí divertida.
—Sigue soñando – replicó en mi mismo tono devolviéndome la sonrisa.
Llegamos a la lujosa mansión Colón. Fue en ese momento en el que agradecí mentalmente por haber decidido ir elegante. De otro modo, me sentiría incómoda.
—Te has quedado callada – dijo Erick mientras conducía a lo largo del camino.
—Es que... Es... – busqué las palabras – sorprendente.
Él me sonrió.
—¿Nunca te había traído aquí? – preguntó intentando memorizar y lo miré suspicaz.
—De tantas chicas ya ni lo recuerdas, ¿Verdad? – ambos reímos.
—Nunca traigo chicas aquí, considérate afortunada – fingió una mueca de arrogancia y volví a reírme.
—Baja los humos, galán.
Estacionó sobre el garaje y me abrió la puerta.
Observé la hermosa casa, parecía antigua.
Pasó su mano por mi hombro y me acompañó hacia adentro.
—Es preciosa, Erick – dije cuando terminamos de recorrer toda la mansión y nos dirigimos al parque trasero que parecía más un pueblo que otra cosa.
—Me alegra que te guste – se tocó la corbata incómodo – No me gusta usar traje, supongo que ya lo has notado – reí divertida.
—¡Cariño! – chilló su madre contenta – ¡Has llegado! ¡Y con _____! – sonrió mientras nos abrazaba a ambos – Estás bellísima, cariño.
—Gracias señora Colón, usted igual – dije mientras ella besaba mi mejilla.
—Oh, vamos, más confianza _____, llámame Karen – me animó – ¿Cómo has estado? Moría por verte desde que nos conocimos en aquella reunión, Erick no ha dejado de hablar de ti – este último mencionado miró a su madre con enfado y arqueando las cejas, yo solo sonreí.
—Muy bien – le respondí y dirigí mi mirada a Erick – ¿Así que hablas mucho de mi? – le dí un codazo amistoso.
—De todos modos, aunque me la pasara hablando de ti, no terminaría de describir tu... Explosiva... Personalidad – rió.
La noche pasó lentamente y la casa se llenó de gente. ¿Acaso había ido todo el pueblo? Y de seguro ya que ví unas cuantas caras conocidas, del instituto, de los mercados y las tiendas.
Habían personas en absolutamente todas las partes de la casa. El jardín trasero contenía al menos unas cien o quizás más. Algunos bailaban animadamente en la pista. Otros debatían en mesas, mientras que unos se besuqueaban en asientos cerca de las arboledas, y otros comían hasta no poder más.
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Enamorada de un Mujeriego | Christopher Vélez
Fanfiction...y entonces descubrió que sin amor, todos los besos saben a lo mismo...