Capítulo 10

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—Sí, ¿No te he contado la carrera que quiero seguir? – él negó con curiosidad – Es raro porque me emociona mucho – Sonreí.

—Ya dime que es – rió.

—Filosofía.

—¿Filosofía? – soltó una carcajada somo si no estuviera hablando en serio, al notar mi expresión seria se cayó – _____ eso no es una carrera.

—Si que es una carrera, ignorante – sonará cruel pero me divertía insultándolo.

—Bueno, si es una carrera, pero ¿De qué te servirá? – preguntó confundido y me enfadé.

—¡Filosofía, Chris! ¿No sabes lo que es la filosofía?

Él me miró y contuvo la risa.

—¿Y ahora qué? – pregunté apretando los dientes.

—Eres aún más linda cuando te enojas. Tus mejillas se ponen rosaditas – dijo enseñándome una hermosa sonrisa.

Me sonrojé aún más.

—Ese no es el punto, no sabes lo que es la filosofía – me interrumpió.

—Sí sé lo que es _____, no soy tan tonto – hizo una mueca rara y me reí.

—No, claro que no – ataqué sarcástica pero sonriendo.

—Ese fue un golpe bajo a mi ego – mordió su labio.

Contrólate, contrólate, contrólate. Mis ideas se fueron al demonio.

—¡Detente! – grité.

—¿Qué? ¿Qué sucede? – dijo nervioso estacionando el auto.

Me abalancé sobre él, y antes de clavar mi vista en sus hermosos ojos cafés, me pregunté que demonios estaba haciendo. Al diablo, me acerqué lentamente mientras él acacriciaba mi cintura, y por fin... Lo besé. Podía sentir su dulce perfume, pero no sentía sus labios.

—¿¡_____!? ¿En qué piensas?

—¿Ah? – pregunté como una estúpida.

¡Carajo! ¿Qué sucedió? Volví a la realidad y yo aún seguía en mi asiento, el auto seguía andando, y Christopher me miraba confundido.

—¿Lo imaginé? – susurré.

—¿Imaginaste qué? – preguntó con cara rara.

—¿Has detenido el auto en algún momento?

—No, ¿Porqué? – preguntó atónito.

—Estoy demente – dije lanzando un suspiro.

¡Diablos! Estaba delirando. ¿Cómo pude imaginarme besando a Christopher? Maldita psicópata llevaba en mi interior. Él soltó una carcajada.

—Eso me dí cuenta desde la primera vez que te ví – reímos.

—Y pensar que nos conocimos hace casi 24 horas – suspiré.

—Lo sé, es raro, pero siento que puedo confiar en tí – ¡Wow! Así que yo no era la única loca que se sentía así. En realidad, no era algo fuera de lo normal. Simplemente confianza. Mucha confianza.

Una semana después...

Las nuevas. La cuenta de mi abuela en el banco, pasó a ser de mi propiedad ya que yo era la única familiar viva, y mi padre y ella no tenían nada que ver. Había comprado un lindo departamento, no era muy grande, era el espacio necesario para mi. Dos habitaciones, cocina-comedor, living y dos baños. Tenía un lindo y pequeño jardín. Mi parte favorita de la casa era mi habitación. Ya que la ventana justamente daba al patio trasero de mi vecino. ¿Quién era mi vecino? Christopher Vélez.

Si al principio nos llevábamos bien, ahora ni hablar. Éramos como mejores amigos, aunque ya estaba demasiado claro que él me encantaba. No quería enamorarme. Algo me decía que no era correcto tener algo con él. Sin embargo, yo sabía aún así, que aunque no quisiera, terminaría enloquecida con él. Y para colmo, juntarnos todos los días, desayunar, almorzar y cenar juntos no servía en mi abstinencia al amor.

Ya estaba inscrita en el instituto al que iba Christopher. Y como las clases empezaban en una semana él mismo me había propuesto divertirnos todas las tardes. Aunque era algo difícil considerando que el maldito pueblucho no tenía ninguna atracción.

{Narra Christopher}

Una semana. Bien, esto era un reto. No había conseguido acostarme con _____, y de hecho, ya ni pensaba en ello. Me agradaba pasar el tiempo con alguien que viera la vida desde su perspectiva. No le importaba nada, vivía el presente sin saber que sucedería en el futuro. Era una de esas personas a las que conoces y dices "Creí que esa clase de personalidad solo existía en la gente de las películas". Y así era. Era tan apasionada por la vida. O al menos así yo la había conocido. Estaría mintiendo si digo que no sentía nada por ella, pero no quería enredarme. Nunca he sido un hombre de una sola mujer. Y tampoco he estado en relaciones serias. Y quería procurar que _____ no sería la excepción. Sería muy difícil no enamorarme de ella al paso que íbamos.

Enamorada de un Mujeriego | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora