Capítulo 128

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{Narras }

—No quiero volver a casa – le dije a Christopher cuando nos subimos al auto.

—Joel debe estar esperándote – me recordó él con seriedad.

Vacilé durante un minuto.

—Le pediré a Erick si puedo quedarme con él – le avisé tomando mi celular, pero en un segundo me lo arrebató de las manos.

—¿Estás loca? Te quedarás conmigo.

—Ni demente, Christopher – le dije divertida mientras intentaba quitarle el celular.

—¿Por qué? – preguntó él haciéndose el ofendido.

—Créeme que prefiero volver a mi casa, antes que tener que pasar una noche cerca de Sara.

Él comenzó a reírse y lo fulminé con la mirada.

—¿Celosa? – bromeó tomándome la mano y luego la besó.

Me sonrojé.

—Claro que no, simplemente no me cae bien – mentí.

En realidad no me caía bien, pero si estaba demasiado celosa, y por nada del mundo lo admitiría.

Su expresión derivó automáticamente a la seriedad.

—Deja a Joel, _____ – me pidió con aquella voz aterciopelada a la que nadie podría negarse – Vuelve conmigo, por favor.

—Yo... No sé – vacilé – Si dejo a Joel no quiere decir que vaya a volver contigo – le advertí y él arqueó una ceja.

—¿Por qué? ¿Me amas? – repitió por milésima vez.

—Sabes que sí.

—Entonces dime porqué – inquirió fijamente sin oportunidad de desviar la mirada.

—Tengo miedo, Christopher. Cuando te tengo cerca no pienso racionalmente – admití avergonzada – Y tú no ayudas en nada con las cosas cursis que me dices – él carcajeó – No puedo dejar a Joel así como así, quizás te duela esto, pero lo amo. Es posible que no como lo amaba antes. Las cosas han cambiado bastante, pero de todos modos él ha hecho mucho por mí, y sería muy desagradecido de mi parte dejarlo así sin más.

—¿Y en qué estamos ahora? ¿Por qué me besas si luego vas a decirme esto? ¿Para qué me ilusionas si luego te arrepentirás? – preguntó frunciendo el ceño.

Él tenía razón y yo lo sabía. Me sentía maldita y miserable. No tenía la menor idea de lo que tenía que hacer.

—Lo lamento – murmuré – No quiero herirle. Debo controlar más lo que digo – dije más para mí misma – Ya no sé que hacer, Chris.

—Cariño, ya no quiero presionarte. Sonará putamente cursi pero escucha un poco a aquel corazón que tienes allí dentro – dijo con un dedo sobre mi pecho.

—Tú siempre tan sutil – le respondí quitando su mano de mi seno.

Ambos reímos y luego pasó lo de siempre.

Me perdí en sus ojos y olvidé lo que iba a decir.

Él sonrió y yo me sonrojé desviando la mirada.

—¿Qué hay de Sara?

Christopher se puso tenso y luego suspiró.

—Bien... Ella... ¿No lo sé? Luego de que te fueras... – empezó con un tinte nostálgico en su voz – Dejé la universidad – admitió avergonzado – Supongo que eras lo único que me mantenía conectado a la tierra, y tu huída solo me hizo dejarlo todo.

Enamorada de un Mujeriego | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora