Capítulo 64

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{Narras }

—¡No fue por eso! – me quejé – Me refiero a que si hubieras tenido el descaro de apoyarte contra mi trasero, no te hubiera conocido.

Rió y acarició mi cabello.

—De todos modos me hubiera acercado a ti – confesó.

—¿Para qué?

—Para pedirte una cita o tu número – fruncí el ceño – Admite que eres atractiva – dijo a la defensiva.

—Pero... ¿Tan así? – cuestioné confusa – Me refiero, no me conocías, ¿Para qué diablos querrías mi número?

—Uhm... No lo sé, ¿Para llamarte, concertar una cita y conocerte? – dijo sarcástico.

—Que manera tan rara tienen ustedes los hombres de comportarse – especulé.

—Pero aún así me amas – dijo con mirada triunfante.

—Si, no sé si te he contado. Me han diagnosticado demencia temporal – comencé divertida.

—Que mala eres – hizo un tierno puchero, dándose cuenta del el indicio de mi broma.

—Pero aún así me amas – lo cité.

—Te amo – susurró y sonreí complacida.

—Cada vez que lo dices suena mejor.

—Te amo, te amo, te amo – murmuró contra mi cuello y me estremecí.

—Hey, hey, hey, esperen a luego de la fiesta, tortolitos – advirtió Erick llegando a donde estábamos nosotros con tres tragos.

Christopher gruñó y yo reí.

—Ven _____, vamos a bailar – me invitó mi mejor amigo.

—Erick...

—Has estado con Christopher toda la noche, y tienes el resto de tu vida para estar con él – su frase me dejó pensando y me ablandó el corazón, ya que me dí cuenta que era probablemente cierto.

Christopher me estrechó contra él.

—_____, admite que odias a Erick, y solo te juntas con él para darme celos – dijo Christopher a mi espalda.

—¿Te da celos? – pregunté riendo.

—¡Oh si! Ven _____, vamos a darle celos – se burló el trigueño.

Me tomó de la mano y a duras penas Christopher me soltó.

—Solo tienes permitido bailar con Sofía – le advertí a Christopher.

—¿Por qué solo con ella? – entrecerró los ojos.

—Porque es la única en la que confío – dije amenazante y él rió.

—Tú solo ve a bailar con este – arqueó una ceja – Ya verás.

Me reí y besé su mejilla.

Bailé con Erick durante un rato. Las canciones eran movidas, y me sentí exhausta luego de tres canciones.

—¿Por qué estás tan feliz? – cuestionó Erick haciéndome girar entre sus brazos.

—Me ama – le dije en un hilo de voz.

—¿Es broma? – preguntó divertido y lo miré severa – Bien, ya. ¡Te ama! – dijo fingiendo emoción.

—¡Lo sé! – dije en su mismo tono.

—¡Oh, vamos a celebrar! – cambió su voz a ápice afeminado y reí – Pintémonos las uñas y peinémonos el cabello, hay que estar bonitas para Christopher.

Enamorada de un Mujeriego | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora