{Narra Erick}
—Vamos _____, despierta, ya hemos llegado – le dije a mi mejor amiga que se acurrucaba en el asiento trasero.
—Un ratito más – balbuceó dormida.
Ya era tarde, y nos quedaban menos de diez pasos para entrar en mi casa.
—Cárgala, no se despertará, ya lo sabes – me recordó Sofía tomando su bolso y bajando del coche.
Tomé el ligero cuerpo de _____ en mis brazos, provocando que se espabile un poco.
—Que bueno eres – sonrió a manera de agradecimiento.
Una vez que la recosté en el cuarto de huéspedes y dejé sus maletas allí, me volví hacia el pasillo y caminé hacia el cuarto de Sofía. Tenía que aclararme unas cuantas cosas.
—¿Qué no sabes tocar? – rezongó ella – Sé que es tu casa pero quiero intimidad – exigió.
—Cálmate, ¿Desde cuándo eres tan...?
—¿Tan qué? – cuestionó ella arqueando una ceja.
—¿Amargada? – bromeé y me fulminó con la mirada – De todos modos ya me voy, solo venía a preguntarte algo – le aclaré.
—Escúpelo.
—¿Por qué le dijiste a _____ que Johann te dejó? – pregunté directo.
Su expresión se escandalizó en una fracción de segundo, como si se estuviera reprochando interiormente haber olvidado algo.
Suspiró.
—No quería tener que darle explicaciones de por qué lo dejé – me respondió.
Fruncí el ceño.
—¿Y por qué lo dejaste?
—Si no quise contárselo a ella, también se aplica a ti – dijo tajante y puse los ojos en blanco.
—Ella sabe que le has mentido – le advertí y me miró fijamente – Así que dímelo.
Luego de unos segundos, contestó.
—Johann ya no me gusta.
—¿Por...? – pregunté asombrado.
Siempre había creído que su relación era bastante solida. Pero al parecer, me equivocaba.
—Me gusta alguien más – dijo firme y cuando estaba a punto de preguntarle quién, ella me interrumpió – El resto no es tu asunto, ahora vete que quiero cambiarme.
Arqueé una ceja divertido.
—¿Qué tal si...?
—Vete depravado – rió ella.
{Narra Christopher}
—¿¡Cómo que nos vamos!? – preguntó Sara.
—Quiero volver a Loja – respondí mientras comenzaba a vaciar mi armario dentro de algunas maletas.
—¡Mis padres viven aquí! – dijo casi desesperada.
—Pues mi madre vive allá – le recordé – Si quieres quedarte aquí, pues por mí, bien.
Ella sollozó. "Oh, oh, eso fue un poco duro".
—Cariño – me acerqué y tomé su rostro en mis manos – Lo siento, extraño mucho a mi familia. Necesito volver. Te quiero, pero los extraño demasiado, como he dicho, si quieres venir, está bien – ella suspiró – Tus padres podrían quedarse en casa de los míos por un tiempo. Pero no te obligaré a cambiar tu vida por mí.
—¿Ya lo has decidido? – preguntó con vagas esperanzas.
—Por supuesto – dije firme y volví a mis asuntos.
—Le diré a mis padres que pueden venir con nosotros unos días – me avisó.
Algo decepcionado me dí vuelta fungiendo emoción.
—¿Qué? – preguntó Sara mirándome contemplarla – ¿Creíste que iba a dejarte solo en una ciudad llena de ecuatorianas con hormonas alborotadas? – bromeó – Claro que no, cielo. Tú eres solo mío – se acercó a mí y besó mi cuello.
Me aparté, interiormente molesto, tenía la esperanza de que ella quisiera quedarse en New Jersey.
—Pues no hay tiempo que perder, arma tus maletas – la esquivé.
—Bien – sonrió satisfecha y comenzó a sacar su ropa del armario contiguo al mío.
¿Cómo podría volver a ver a _____ teniendo a Sara cerca?
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de un Mujeriego | Christopher Vélez
Fanfic...y entonces descubrió que sin amor, todos los besos saben a lo mismo...