{Narra Christopher}
—¡Amigo! – gritó Zabdiel saliendo de la cafetería – ¿Cómo has estado? Diablos, hace tanto tiempo que no te veo – dijo mientras se acercaba a darme un abrazo.
—¡Zabdi! Pues todo bien, ¿Cómo te va a ti? ¿Qué haces por aquí?
¿Realmente había pasado tanto tiempo desde que me había ido? ¿Por qué me sentía como si aquellos dos años no hubieran sido nada al ver de nuevo a mis amigos y familiares?
—Ando con una amiga – dijo él pícaro y supuse que sería Elisa.
—¿Ah sí? ¿Dónde anda? – cuestioné divertido mientras observaba alrededor.
—La he dejado allí dentro, pero le avisé al mesero que venga, así que supongo que ahora la verás.
Solté una carcajada.
—Y dime, ¿Qué te ha hecho regresar a Loja? – preguntó curioso.
Sara, que se encontraba en el asiento del copiloto, me observó a través del vidrio tintado del coche, sabía que ella podía escuchar nuestra conversación así que opté por no dar detalles.
—Pues, simplemente extrañaba todo esto – le dije sencillo.
"Y a _____ también".
—Es bueno que regreses – dijo Zabdiel con una sonrisa y luego desvió su mirada con rapidez – Allí viene mi acompañante – hizo un gesto con la cabeza para que siguiera la dirección de su mirada.
El corazón me dio un vuelco, y aquel vacío que se encontraba instalado en mi pecho hacía más de dos años desaparecía como por arte de magia. Era ella. Mi princesa.
{Narras Tú}
¡Diablos! ¿Qué hago? Que no me vea, que no me vea, por favor que no me vea.
La sangre ardió en mis mejillas, y mi respiración se aceleró cuando Christopher notó mi presencia, y su intensa mirada se posó en mí.
Zabdiel me hizo una seña, muy poco perceptible a mis sentidos abrumados, para que me acercara.
Con paso firme, pero cierta timidez en el rostro, me dirigí al lujoso auto, sintiendo como todo mi corazón se hacía añicos con cada paso que daba.
¿Cómo era posible que siguiera sintiendo lo mismo que hace dos años?
—Hola – intenté no susurrar, pero sabía que si hablaba más fuerte, mi voz delataría aquella triste y escondida nostalgia.
Christopher simplemente no dijo nada.
El rubor volvió a invadir mis mejillas al notar cierta indiferencia de su parte.
Zabdiel a mi lado se removió incómodo, y apostaría lo que fuera a que estaba arrepentido de haberme llamado.
El silencio era increíblemente incómodo, y mi corazón latía desbocado con cierto gusto a decepción. ¿Entonces así sería volver a verlo? ¿Frío y sin palabras?
Suspiré y observé a mi alto amigo, intentando desviar la mirada del castaño que me ponía los pelos de punta.
Cuando estuve a punto de abrir la boca, Christopher me interrumpió.
—¿Cómo has estado? – preguntó con una sonrisa ladeada que me llegó directo al corazón como una fuerte descarga eléctrica.
Su voz. Como extrañaba el matiz grave y ronco que solía usar. La sensualidad intocable que emanaba su cuerpo. O sus desordenados mechones castaños. Definitivamente era él, en nada había cambiado. Incluso conservaba aquel brillo en sus ojos que tanto me enloquecía.
Tragué saliva disimuladamente antes de responder.
—Bien, ¿Y tú? – dije sencilla y Zabdi me observó expectante.
—Más que bien – respondió acercándose un poco y evité con todo furgor un estremecimiento.
Su mirada seguía siendo igual de intensa y profunda. Aquellas gemas cafés relucieron al tenerme solo a centímetros.
Me aparté automáticamente cuando él estuvo lo suficientemente cerca como para tentar a mi autocontrol.
Un momento, ¿Cómo podía estar pensando en esto? ¿Cómo podía mandar todo lo construido con Joel tan al demonio?
"Muéstrate indiferente. Simplemente él ya no forma parte de tu vida".
Me mantuve quieta en el momento en el que depositó un beso en mi mejilla y me ardió la piel ante el contacto de sus labios. Sentí como la sangre se me subía a la cara, y Zabdiel me observaba con una sonrisa, sin decir palabra alguna.
—Uhm... – comencé buscando las palabras – Esto es demasiado incómodo – solté dejando oír un corto suspiro.
Zabdiel soltó una pequeña carcajada, y Christopher asintió con una sonrisa penosa.
Mi corazón se ablandó un poco, aunque las intactas heridas volvieron a quemarme. Pero yo ya no las sentía, simplemente disfrutaba de aquel dolor. Jodida masoquista.
De repente, se oyó el ruido de una puerta abrirse. Precisamente al lado de Christopher, se encontraba una preciosa chica de quizás unos veinticinco años y cabello negro.
—Hola – dijo aquella chica de manera amable.
Christopher se tensó y luego noté vibrar su mandíbula observando con atención cualquiera que fuera mi reacción.
Zabdiel, al igual que él, se removió incómodo.
La pelinegra me observó algo cohibida, aunque probablemente yo estaría peor que ella.
¿Una nueva novia? ¿Por qué no lo supuse?
Aunque simple y dolorosamente aquello no me sorprendía.
—Ella es Sara – dijo Christopher con seriedad.
—Un gusto – dijo la tal Sara, alzando su mano – Soy la novia de Christopher – sonrió y me pareció del todo convincente.
Podría haber actuado fríamente y simplemente ignorar su mano alzada, pero eso demostraría cierto rencor hacia una chica que ni siquiera conocía.
—Un gusto, soy _____ – dije amable estrechando su mano pero sin sonreír.
—¿Y de dónde se conocen? – preguntó la chica mirándome pero refiriéndose a su novio.
"Novio".
¿Eso fue un cristal rompiéndose? Ah no, cierto, solo otra de las recurrentes embestidas a mi frágil corazón.
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Enamorada de un Mujeriego | Christopher Vélez
Фанфик...y entonces descubrió que sin amor, todos los besos saben a lo mismo...