{Narras Tú}
—No es posible – fruncí el ceño pensando en que probablemente estaría bromeando – ¿Lo es?
Su expresión me lo dijo todo. El padre de Sara había sido mi secuestrador.
¿¡Qué demonios tenía en la cabeza ese maldito psicótico!?
—Ya está tras las rejas, _____ – me aclaró Christopher, lo que equivalió a un automático suspiro.
—Deberías haber dicho eso primero – me quejé recostando mi espalda contra las almohadas.
—Lo siento – tomó mis manos y entrelazó nuestros dedos – He terminado con Sara hace un par de días, cuando estábamos en la empresa – me dijo como si eso supusiera un alivio para él – Se ha puesto histérica y me dijo que sabía que vendría a ti, que esos dos años con ella no significaron nada, y algunas otras estupideces que prefiero no mencionar.
Lo escuché pensativa y luego objeté.
—Tú has dicho que no era nada serio.
—Definitivamente ella no lo veía de ese modo – dijo como bromeando – Una vez que se fue de la empresa, me dijo que le pagase los pasajes a New Jersey. Que se iría para allí de nuevo. Le dije que lo haría, y al parecer eso la desconcertó y enfureció más porque me abofeteó.
Quise reírme, pero sabía que eso no era decente. En unas cuantas ocasiones me había quedado con las ganas de darle una bofetada a Christopher. No es que tuviera problemas de ira ni nada, simplemente el castaño lograba sacarme de mis casillas ciertas veces.
—Me advirtió que las cosas no quedarían así y desapareció. Esta tarde cuando he recibido la llamada de ese demente, supe que era él, su padre. Ese patético acento ruso que imita – gruñó y me reí. Entonces mi secuestrador no era un ruso auténtico – Cuando fui a dejar la suma de dinero donde me lo pidieron, unos cuantos policías estaban de incógnitos, por lo que no fue difícil atraparlos. A él y a todo su grupito. Algunos oficiales han bromeado acerca de la fracasada mafia que intentaban formar.
Suspiré.
—Entonces, por eso, supongo que Sara quiso vengarse de ti, conmigo – aventuré – ¿Y qué sucede con ella?
—También está en prisión.
La noticia me llegó con un balde de agua ¿Fría, caliente, tibia? ¿Quién lo podría adivinar? El hecho de alguna extraña manera me alegró.
—¿Por qué? – cuestioné con sorpresa.
—Cuando le otorgué un cargo en la empresa, ella firmó ciertos contratos con derechos y garantías. Desde que ha llegado y a mis espaldas, ha estado invirtiendo muchísimo de nuestro dinero en drogas, al parecer ella también estaría involucrada en la supuesta mafia de su padre.
La mandíbula casi se me sale del lugar. ¿La dulce Sara? ¿En la mafia? Demonios, ¿Cómo es que en un abrir y cerrar de ojos todo a su alrededor parece ser diferente a lo que tu creías que era? ¿Y en qué quedábamos ahora? ¿Este era un final feliz?
—Entonces todos los malos en la cárcel, y nosotros dos a salvo – bromeé en voz baja cuando él me estrechó contra su pecho, e inhalé su aroma.
—A salvo, y juntos – susurró él – Ya no hay nada que me impida estar lejos de ti, y no quiero estarlo.
Mordí mi labio inferior y lo observé con ternura. El corazón me dio un vuelco cuando él recostó su cabeza sobre mi pecho con suavidad.
Christopher rió bajito al notar como se aceleraba mi pulso ante su tacto.
Lo amaba tanto. De eso ya no cabían dudas.
¿Estábamos destinados a estar juntos? Aunque ¿Aquello realmente importaba? Él era mío y yo era suya.
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Enamorada de un Mujeriego | Christopher Vélez
Fanfic...y entonces descubrió que sin amor, todos los besos saben a lo mismo...