{Narras Tú}
—Espera un momento – dijo Sara mirándome como si intentase recordar algo. Luego miró fijamente a Christopher sorprendida quien, patéticamente, se hizo el distraído – ¿Ustedes iban a la universidad juntos, verdad? – luego de un momento, asentí – Oh, ahora te recuerdo, tu eras su amiga, _____.
No sé qué me dolió más. Si que Christopher le haya contado de mí a su nueva novia, o el hecho de que le dijo que yo era su "amiga".
—Sí – dije con una sonrisa – Bueno, debo irme. Gracias por el almuerzo Zabdi – dije dirigiéndome únicamente al panda.
—¿Quieres que te lleve? – preguntó él.
—No, gracias. Me queda cerca – respondí al instante.
Momento incómodo.
Zabdiel besó mi mejilla en despedida, ¿Se supone que debo despedirme de Christopher también?
—Nos vemos – dije despidiéndome con la mano y una sonrisa fingida.
Caminé intentando no tropezar y caerme, o cualquier cosa que fuera a arruinar mi salida de allí.
Escuché como la conversación volvía a reanudarse un momento después de que me alejé. Entonces todos estaban tan incómodos como yo.
Luego de aquel encuentro, no volví a saber de Christopher. Procuré que tampoco se me metiera mucho en la cabeza, aunque ciertamente el vivía allí, en algún rincón de mi mente, y en la mayor parte de lo que quedaba de mi corazón.
Suspiré. ¿Por qué no puedo olvidarlo? Me ha lastimado demasiado y yo sigo siendo tan estúpida como para necesitarlo.
Me encontraba navegando en internet, cuando una llamada me volvió a la realidad.
—¿Sí? – respondí algo confundida.
—¡Cielo! – casi chilló Joel del otro lado – ¡Estoy en Ecuador!
El corazón comenzó a latirme desenfrenado. ¿Así que eso era lo que necesitaba para sentirme viva?
—¿Qué? Aún falta una semana para que concluya el papeleo – le dije sorprendida.
—No importa, te extraño demasiado – murmuró él con cariño.
—Eres un loco – reí divertida.
—Un loco que te ama – rió Joel también – Envíame en un mensaje tu dirección. Nos vemos en media hora – se despidió.
—Gracias. Te... – una imagen de Christopher flaqueó mi cabeza – Te amo.
Del otro lado de la línea, solo se escuchó el silencio.
—Mejor nos vemos en quince – dijo él con una carcajada.
—Eres un loco – repetí con una sonrisa.
—El amor carece de sentidos, mi cielo – dramatizó.
{Narra Christopher}
Miel se removió incómodo sobre mi regazo, cuando Sara se sentó a mi lado en el sofá.
—Así que esa era _____ – dijo pensativa – ¿Tu ex?
Suspiré algo molesto. El término "ex" asociado a _____, me dolía demasiado.
—Sí.
—¿Y? – empezó ella esperando a que dijera algo.
—Y nada – respondí seco – ¿Necesitas algo? – cuestioné sin mirarla mientras acariciaba las orejas de Miel.
—¿Cuándo conoceré a tus padres?
—Ya los conoces – respondí automáticamente.
—Vamos Chris, no los veo desde que éramos adolescentes. Quiero causar una mejor impresión.
Reí ante su comentario. La última vez que Yenny había visto a Sara, esta última era la típica zorra del instituto, y yo, como siempre, el estúpido perdedor enamorado.
—Bien, organizaré una cena – le dije mientras tomaba al chihuahua en brazos, y me dirigía a la puerta.
—¿A dónde vas?
—A pasear al perro – mentí.
—Pero si tenemos jardín – dijo ella divertida.
—Lo sé – solté y me fui.
{Narras Tú}
El timbre sonó y los nervios se apoderaron de mí.
Corrí hacia la puerta como si mi vida dependiera de ello.
Sus ojos oscuros fueron lo primero que ví, antes de lanzarme a sus brazos.
—¡Te he extrañado tanto! – sollocé en su hombro mientras él me estrechaba contra sí.
—Ven aquí – dijo acorralándome por la cintura y llevándome en brazos hasta el umbral.
Se acercó peligrosamente a mi rostro.
—¿Qué haces? – susurré divertida cuando me apoyó contra la pared.
—Ten en cuenta que he extrañado todo de ti, pero sin esto no puedo vivir – dijo con una sonrisa y luego me plantó un fogoso beso en los labios. Su lengua entró en guerra con la mía, y su mano se afianzó en mi cadera.
Lo solté con dificultad, y la respiración agitada.
—Tengo vecinos, ¿Sabes? – me quejé sin aliento pero con una sonrisa.
—¿Y? – dijo él confundido.
—Nos pueden ver – solté una carcajada.
—¿Y? – repitió él, pícaro.
—¡Joel! – volví a quejarme al adivinar su pervertido pensamiento.
Él se rió y me abrazó. Me puse de puntillas y apoyé el mentón en su hombro, disfrutando de la alegría de tenerlo cerca.
La cual no duró mucho, al notar quién nos observaba a unos cuantos metros, y con Miel en sus brazos.
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Enamorada de un Mujeriego | Christopher Vélez
Fanfiction...y entonces descubrió que sin amor, todos los besos saben a lo mismo...