Clavaba mis uñas en su espalda, y ambos ahogábamos gemidos entre besos.
—No te detengas – susurré sin aliento, mientras él entraba y salía de mi cuerpo.
—Créeme que no lo haré – contestó él agitado, solté una risita afónica que fue sofocada cuando embistió como un animal.
Grité, me retorcí, y gemí de placer bajo su cuerpo.
Ahora entendía porqué a todo el mundo le gustaba el sexo.
Minutos después, ambos estallamos en un gran orgasmo.
Christopher apoyó su cabeza sobre mi hombro. Estábamos agotados.
—Ha sido increíble – susurró y me sentí completa.
No quería moverme, me sentía demasiado feliz y satisfecha como para siquiera pensar en otra cosa.
Él se levantó y lo observé expectante.
—Voy a tomarme una ducha, ¿Me acompañas?
—Suena tentador – admití.
Él sonrió y me tomó en brazos. Caminó hasta el baño y abrió el grifo.
Christopher no dejaba de sonreírme.
—¿Cómo estuve? – pregunté mientras tomaba el shampoo.
—Increíble – me quitó el shampoo de las manos y puso un poco en su mano – Date vuelta – me dí vuelta y él comenzó a masajear mi cabello con el shampoo – Si no fuera por lo obvio, casi no me creo que eras virgen.
—¿Ah? – fruncí el ceño, aunque él no podía verme – ¿Cómo que no te crees que era virgen?
—Pues lo has hecho genial, además mírate _____ – me giró con sus brazos y pasó su mano por mi cadera – Eres hermosa, podrías tener al hombre que quieras.
Me puse una mano en el corazón.
—Me alagas – dije sarcástica.
Era la primera vez que alguien me decía algo así.
—Sabes que lo digo en serio – me empujó con su cuerpo bajo el grifo y me desenjabonó.
—Me toca – ordené mientras le lanzaba una mirada pícara.
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Enamorada de un Mujeriego | Christopher Vélez
Fiksi Penggemar...y entonces descubrió que sin amor, todos los besos saben a lo mismo...