{Narras Tú}
—Cuanto extrañaba esto – dijo Sofía mientras se sentaba en una de las bancas del centro comercial, exhausta.
—¿Cuatro horas de compras?
—Admite que es genial – observó la numerosa cantidad de bolsas que habían esparcidas a su lado – Además, todo lo que hemos comprado es precioso. Esa tienda nueva entra, definitivamente, en mi lista de favoritas.
—¿Tienes una lista? – pregunté asombrada.
—Por supuesto, cariño – afirmó – Vamos a dejar las bolsas en el auto y luego volvemos por un helado, ¿Te parece?
Asentí y volvió a tomar todas las bolsas con bastante dificultad ya que probablemente eran más de diez. Amaba tener a ese prototipo de amiga que le encanta salir de compras y estar a la última moda. Yo no era así, pero era agradable tener un ejemplo.
Los días pasaban y cada vez me gustaba más mi trabajo. Me llevaba de maravilla con mis alumnos, y no había tenido conflictos. Admito que sus notas en el primer examen no fueron muy buenas, pero los había visto progresar de sobremanera a algunos que, sinceramente, pensé que nunca lo harían.
Joel había comenzado a trabajar en la misma empresa que trabajaba antes, pero esta vez, ubicada a las afueras de Loja. Quedaba a una hora de casa, por lo que en las mañanas, luego de dejarme en la universidad, se iba directamente al trabajo y volvía por la noche.
No voy a decir que las cosas iban mal, pero admito que comenzaba a mostrarme más distante con él. Ya no hablábamos tanto ni salíamos como antes. Nuestras cortas charlas solo eran un "Que tengas un buen día, cielo", y finalizaban con "Estoy muy cansado, lo siento. Buenas noches cariño".
Por otro lado, mi mente luchaba con reprimir todo pensamiento ajeno a él. O más bien, pensamientos referentes a Christopher. Porque no había otro en mi cabeza que no sea él.
¿Cómo terminar con una de las personas que más te ha ayudado en la vida? Con aquella con la que has pasado momentos inolvidables y la tristeza no tinta sus recuerdos en ningún momento. Algo me impedía desprenderme de Joel definitivamente, y sé que quizás, con probabilidad, sería el miedo a caer en los mismos juegos otra vez. Como ya había dicho un centenar de veces, él era mi ángel, y si lo perdía... No quería ni pensarlo.
No había vuelto a ver a Christopher desde aquella clase. Ni llamadas, ni mensajes, tampoco correos. Cero contacto. No es que quisiera que me llamase.
Esa tarde, mientras organizaba los exámenes que iba a tomar en dos semanas, alguien tocó a mi puerta. Caminé por el pasillo hasta el recibidor donde sin mirar quien era, abrí la puerta.
Mi visita me dejó sorprendida.
—¿Emily? – dije con una sonrisa.
—Hola _____. Tanto sin verte – me correspondió ella sonriéndome también – ¿Tienes tiempo?
—Por supuesto, ¿Por qué?
—Vamos por un café, ¿Qué dices? – propuso ella.
—Perfecto, espérame que voy por mi bolso.
—Cuéntame, ¿Cómo va tu vida? – dijo la castaña mientras bebía un sorbo de café.
—Genial. He empezado a trabajar en la universidad hace unas semanas y me va de maravilla – sonreí y mordisqueé un muffin – ¿Y a ti?
—Supongo que bien – desvió la mirada – ¿Cuándo ha sido la última vez que nos hemos visto?
Intenté hacer memoria pero eso bastó para que un torbellino de imágenes tristes pasaran por mi cabeza. Suspiré intentando no sonar nostálgica.
—En la fiesta de Christopher – musité.
—No ha ido nada bien después de eso, ¿Verdad? – adivinó ella.
—¿No te lo ha contado? – pregunté sorprendida.
—Pues no, no tengo contacto con mi familia desde hace más de un año – me dijo sencilla y volvió a tomar otro sorbo de café.
La observé sorprendida y me debatí internamente a preguntar el porqué. Pero ella, ante mi fija mirada, solo se lanzó a llorar.
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Enamorada de un Mujeriego | Christopher Vélez
Fanfiction...y entonces descubrió que sin amor, todos los besos saben a lo mismo...