Capítulo 96

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{Narra Christopher}

"_____ volverá a Loja en menos de un mes".

Leí el mensaje una y otra vez sin poder creerlo.

_____, mi _____.

Hace cuanto no la veía. ¿Seguiría igual de bella que siempre? ¿Qué es esa pregunta Christopher? _____ será hermosa siempre, pase la cantidad de años que pase.

Sentí el corazón en un puño. Jamás olvidaría mis sentimientos por ella, por el simple hecho de que ella jamás había salido de mi mente y corazón en todo ese tiempo.

Ni Erick, ni Sofía quisieron decirme a dónde se fue luego de aquella noche en la que estúpidamente le negué ver mi celular. Ese maldito día en que patéticamente la perdí, la dejé huir, y llevarse mi corazón con ella.

Había movido cielo y tierra para encontrarla, pero sin la más mínima idea de donde podía estar, no me era muy fácil.

Los directivos en la universidad me habían dicho que simplemente había pedido el papeleo de transferencia, sin decir ni siquiera a donde iba.

Con el corazón destrozado, y el alma por el piso abandoné la universidad.

Mi madre me abrió las puertas de casa con los brazos abiertos. Pero no aguanté muchos días allí.

Todo me recordaba a ella, porque simplemente ella era Loja.

Me escapé, intenté huir de su presencia acosándome todos los días. Pero se convirtió en mi demonio interior, y aprendí a vivir con ello.

New Jersey era mi nueva ubicación. Allí trabajaba como dueño y jefe de una de las empresas que había dejado mi padre. Había dejado los estudios, a duras penas de mi madre.

Simplemente no podía concentrarme, no podía estudiar ni pensar en otra cosa que no fuera ella.

Sonó mi teléfono nuevamente, pero esta vez el tono indicaba que era una llamada. 

—¿Sí? – pregunté cansado.

—¿Cariño? Esta noche iremos a cenar a la casa de mis padres, ¿Bien? – dijo Sara del otro lado de la linea.

Bien, allí entrábamos en detalles. Sara, irónicamente quién había sido mi primera novia, ahora volvía a estar conmigo. No la amaba, no la quería, pero la apreciaba, al menos algo. Ni de asomo podía haberme hecho olvidar a _____, simplemente me distraía.

Lo único que me quedaba de ella eran mis recuerdos, y su perezoso perrito.

{Narras }

—Dime a qué viene ese look – le pedí a Sofía observando el radical cambio de imagen que había efectuado en sí misma.

—Bueno, digamos que cuando te fuiste... – comenzó ella – Quise hacer un cambio. No lo sé.

—Me he dado cuenta, ¿Pero por algún motivo en especial?

—Johann me dejó.

Enamorada de un Mujeriego | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora