Capítulo 80

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{Narra Christopher}

—Ya Sara, yo te quiero, pero sabes que lo nuestro ha terminado – reiteré como una de las mil veces que ya lo había hecho.

—Lamento haberte molestado Christopher – dijo un tanto apenada – Pero quizás ¿Cómo amigos? Podríamos salir a cenar, ¿Qué te parece?

Suspiré.

—¿Me dejas pensarlo? – pregunté casi obviando mi repuesta a un "no".

—Claro, pero no te tardes.

—Te aviso, debo irme, cuídate – me despedí y corté la llamada sin siquiera haber esperado a que ella se despida también.

Sara.

Veinte años, cuerpo de infarto, cabello negro y lacio, unas curvas que cautivarían incluso a una persona de su mismo sexo.

Ella había sido mi primera novia en la secundaria, y con ella también fue mi primera vez. Recuerdo haberla adorado demasiado, pero en su momento yo solo era un pasatiempo para ella.

¿Quién lo diría? Era increíble como se daban vuelta las cosas.

Ahora la tenía rogando hace un par de semanas para salir. ¿Cómo amigos? Ella tenía un concepto totalmente diferente al mío.

Recuerdo haber creído estar enamorado de ella cuando tenía dieciséis años. Un año mayor y con todos los hombres del instituto a sus pies.

Luego de que ella pisoteara mi débil y adolescente corazón, me decidí a no pensar más en cualquier cosa referente al "amor". Y de ahí nace mi vida de mujeriego.

Pero ya no más. Volví a ser el mismo idiota enamorado, y esta vez con la fuerza de mil soles. _____.

_____ había robado mi corazón desde aquella tarde en la que la conocí. ¿Quién iba a pensar que actitudes de pervertido le darían origen a una vida de enamorado?

{Narras }

—¿Estás seguro? – pregunté nerviosa ante su idea.

—Totalmente.

—Bien, gracias por todo Johnny, te quiero.

—Yo también lesbiana, me sorprende que tengas novio – bromeó.

—¿Y tú? ¿Qué tal? ¿Has salido del closet? – carcajeé.

—Ya, ya, ya. ¿Sabes? Esos términos son muy ridículos – comenzó él.

—Bueno, déjame ponerlo de otra manera – lo interrumpí – ¿Ahora eres homosexual asumido?

—Pues sí.

—Me alegra mucho por ti – dije sincera – ¿Algún pretendiente?

—Se llama Samuel. Ya lo conocerás – me prometió – Debemos vernos algún día de estos.

—Claro que sí, tú solo llámame y quedamos, ¿Sí?

—Genial, quiero conocer a ese tal Christopher. Muero por saber quién te dejó así de tonta, cariño – él se rió y yo solo hice una mueca, consciente de que él no me podía ver.

—Bien, debo irme John, gracias por todo, de nuevo.

—Nos vemos lesbi. Te quiero.

—Y yo a ti – corté la comunicación.

Genial. John me había dado dos ideas. Una muy cara y la otra demasiado dolorosa.

Enamorada de un Mujeriego | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora