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Abriendo las puertas de la compañía, con café en mano, aun me preguntaba si debía volver y comprarle a cada miembro su bebida favorita. Esta era la quinta vez que me preguntaba lo mismo, mientras el vaso caliente me interrogaba mi salud mental. Hasta yo me cuestionaba lo mismo. Entré y salí varias veces de la cafetería entre decidiendo comprarles algo y no hacerlo. No demuestres que eres la presidenta de su fan club en tu país, Lore. Era por eso que mi abrigo calientito, que decía Vixx orgullosamente estampado en la parte de atrás, estaba descansando ahora mismo encima del sofá. Hice una mueca y casi comienzo a dar cantazos con el pie como nena pequeña... nunca salía sin ese abrigo. Hoy tuve que hacerlo, no queriendo que vieran lo total fangirl que soy. Ya sabes, suficiente saldrá de esta boca como para encima tirarle todas mis pertenencias.

Esperé pacientemente por que el ascensor abriera sus puertas, ¿debería volver por sus bebidas? Las puertas del ascensor se abrieron. Todavía estoy a tiempo para volver por ellas. Deja de comportarte como una niña de quince Lorena, por el amor a Dios. Las paredes del ascensor revelaron mi reflejo en conflicto cuando entré.

-Ah, ah, ¿te has vuelto loca?- decía mientras me daba golpecitos en la frente con unas de las paredes del ascensor. Al parecer había perdido la cabeza... A mi defensa diré: ¿quién en su sano juicio no lo haría? Ellos son tan bellos, tan perfectos, tan, tan, tan... tú nómbralo, ellos son todo lo que radica en positivo.- En serio, van a botarte antes de firmar el contrato si no te aguantas un poco.- seguía repartiéndome golpes, hasta que una voz detrás de mí preguntó para cual piso iba. Me quedé helada, reconocía esa voz hasta dormida. Es como música siempre que la escucho. Miré por el reflejo y vi a un perfecto Ravi sonriendo, esperando a que le contestara.

Tomó varios segundos contestarle, no salía del estupor. Seguramente olvidé como hablar. Rápidamente volví el pelo en mi frente en caso de que la tuviera roja por los cantazos. Le sonreí tímidamente.

-Voy al piso tres.- le contesté como pude y me refugié en el rincón más alejado del ascensor. Mis amigas morirían por estar en mi lugar. Yo estoy muriendo ahora mismo. ¡Auxilio!

-Oh –dijo él mirando al suelo-, esto debe ser tuyo.- Entonces recogió del suelo una bufanda. En efecto, era mía. ¿Cuándo había llegado al suelo? 

-Sí. Gracias.- Luego de eso, nos sumimos en silencio. Quería hacerle tantas preguntas, pero no era reportera, tampoco era mi trabajo. Él de verdad era alto, me hizo sentir pequeña y yo no era una mujer precisamente de estatura baja. Era tan delgado como supuse que sería y olía condenadamente bien. Deja de mirarlo. Estaba segura de que él podía sentir mi mirada pegada a su espalda. Hice el mayor esfuerzo para mirar a otro lado, y cuando lo hice me encontré con sus ojos en el reflejo del ascensor. Avergonzada, me aclaré la garganta y él se cubrió la boca para esconder una risa. ¡No te burles! Caray, estaba en todo mi derecho de mirar, él debía estar bastante acostumbrado. Él era del tipo de personas que dejaba a las personas mirándole en la calle. De momento las puertas se abrieron en el piso dos demasiado lentas, ¿o era mi vergüenza que no me dejaba estar?

-Buenos días.- dijo y salió del ascensor.

Cerré los ojos fuertemente, y me aguanté del barandal porque mis pies fallaron por el nerviosismo. ¡Era una tonta! ¿Cómo olvidé que Ravi podía ser una de las personas que me encontraría aquí? Vale, no lo olvidé del todo, solo pensé que mi suerte no sería tanta al ser la primera cara que me encontraría. Hasta donde sé, toda la suerte de mi vida se había acabado cuando me dieron este trabajo. Apreté apresuradamente el botón para que la puerta se cerrara rápidamente. No quería encontrarme con alguno de ellos otra vez. Un poco a la vez, sino terminaría muriendo de infarto.

Cuando las puertas se cerraron, solté un gran suspiro, miré el vaso de café olvidado y me bebí lo que quedaba como si fuera un shot de alcohol. Me costaría acostumbrarme, pero debía hacerlo pronto, antes de que pueda meter la pata. Ahora solo debía poner a mi corazón en latir normalmente. Me di golpes en el pecho. Debo tranquilizarme. Solo con ese momento mi corazón ya había ganado un maratón... no me quiero imaginar cuando tenga que estar con ellos todo el día. Las puertas del ascensor se abrieron en el último piso, y no pude evitar que mi corazón se hinchara de orgullo. Lo había logrado. Lo que tanto estuve tratando de conseguir, por fin lo tenía. Ahora era tiempo de hacerlo oficial y firmar ese contrato. 

Amor de Invierno (Vixx's Love Season Serie, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora