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Por alguna extraña razón me levanté antes de que la alarma sonará, por lo que decidí ir a la compañía y practicar un rato. Llevaba varios días sin bailar y como siempre me pasaba, el cuerpo comenzaba a llenarse de nudos. Me preparé lo más pronto que pude y salí con ropa de práctica, empacando otra para cambiarme. Siempre hacía ejercicios antes de salir para la compañía, excepto los días en los que voy tarde como ayer. Dado que era muy temprano, decidí correr hoy.

Llegué a la compañía con la respiración entrecortada, pero de un buen humor que fue apagado inmediatamente cuando entré al salón de practica y recordé que Ravi y Hana estuvieron practicando sabrá quién diablos cuántas horas... Horas en las que posiblemente se tocaron y demás. Cerré los ojos y respiré hondo mientras estiraba los brazos. Me senté en el suelo y estiré mis pies con la música de fondo. Respira Lore, respira. No ha cometido un delito capital.

Como siempre pasaba cuando bailaba, todo lo demás desaparecía de mi mente. Por lo que las notas de las canciones fueron más que bienvenidas. Abracé cada melodía mientras mi cuerpo expresaba la mezcla de sentimientos que no era capaz de explicar con palabras. De pronto sentí que estaba en el salón donde tantas veces practiqué y me dio nostalgia. Extrañaba mucho a mi familia y amigos. Luego de una hora de baile, fui a las duchas. Salí de ellas como una mujer renovada. Busqué el móvil, pero no estaba entre mis cosas. Seguramente lo dejé en el salón. Con un suspiro regresé.

¿Dónde rayos lo había dejado? Lo busqué por todos lados y no lo encontraba. Todo parecía estar en mi contra el día de hoy. ¿O era mi humor que hacía todo gris? Sea lo que sea, estuve buscando el móvil por todo el salón de práctica como un huracán y nada de nada.

-¿Qué diablos? Estoy segura que lo traje -Miré detrás del equipo-. ¿Qué haces ahí? -Tomé mi móvil con una sonrisa. Quizás ahora las cosas irían mucho mejor. No fue mucha la celebración cuando justamente sentí que se abrió la puerta. Ravi entró al salón, vestido con una de esas combinaciones extrañas que me hacían preguntarme a veces que niño lo vistió.

-Buen día -Solté una risita. Él solo cruzo sus brazos en el pecho y me miró con una media sonrisa en sus labios.

-No puedo decir que sean precisamente buenos días –bufé.

-Entonces necesitas bailar, eso me fue lo que me puso de buen humor... Ya vuelvo, llamaré a Hana para que te ayude -No sabía de dónde salía eso, y tampoco pude frenarlo. Él rio, pero no fue una risa feliz.

-Yo no fui quien salió toda perfecta para su cita.

-¡Ja! Iba a trabajar, Won Sik. No estoy toda babosa como Hana lo está contigo -¿Cuándo nos habíamos acercado? Desconozco, pero estábamos uno frente al otro. Yo con las manos en las caderas y él seguía cruzado de brazos. Seguramente era una pintura perfectamente graciosa para observar.

-¿Trabajando? -Sus cejas se juntaron en confusión, pero rápidamente fue sustituido por la indiferencia-. No creo -Solté un respiro exasperado-. ¿En qué estaban trabajando?

-En algo que seguramente no implica contacto físico.

-Estás mal interpretado...

-No lo parecía -le tajé. Aunque a estas alturas no sabía porque peleábamos... Él estaba muy perfecto allí. Concéntrate, Lore.

-Me encontré con Hana a la salida -Ah, sí. De eso hablábamos. De todos modos no estaba en mis derechos de pelearle por eso.

-Con quien te relaciones no tiene que ver conmigo. Ya sea que salgas con Hana o con cualquier otra -Tan triste realidad-. ¿Por qué estamos peleando de todos modos? -Tenía un humor que me estaba llevando el diablo. Así que decidí irme, antes de que fuera a mayores. Ravi se aferró a mi brazo izquierdo para retenerme. Él me miraba de manera intensa.

-Desde donde yo lo veo, todo lo que tiene que ver contigo me concierne y viceversa -Me quedé helada en mi lugar. Esas benditas palabras me atravesaron el corazón.

-No sé de qué hablas -Sabía de lo que estaba hablando. Pero si él decía que sentía lo mismo que yo siento por él, dar marcha atrás sería lo más doloroso que haría jamás.

-Ha Neul, escucha atentamente... -Él iba a decir algo que siempre soñé escuchar, la alegría y el temor se mezclaron en un mar de sentimientos que me ahogaron. Ravi se acercó y puso una mano en mi rostro. Sus ojos eran más brillantes que cualquier estrella que podría haber visto y la sonrisa tierna de sus labios me dijo mucho más que cualquier cosa que él podría decir-. Yo realmente estoy... -No, no lo digas. Por favor, no lo digas. Por favor, dilo.

La puerta se abrió y Vixx entraba. Estábamos tan absortos que nuestro tiempo de reacción fue lento, por lo que la mayoría de ellos nos dedicaron miradas confusas al vernos tan cerca y la mano de Ravi aún en mi rostro. Me alejé inmediatamente, encontrándome con la mirada curiosa de Leo. Intenté decir algo, pero las palabras no existían en mi mente confusa. Mi corazón estaba latiendo enloquecidamente. Y la felicidad nacía brillante en mi pecho, ahogada en los bordes con el negro de la realidad.

-¿Estás bien? -Hyuk me miraba preocupado. Asentí ausentemente. Sin decir media palabra salí del salón. Lejos de él, la sonrisa que se había formado en mi rostro fue desapareciendo por las lágrimas que sin darme cuenta se asomaban en mis ojos.

Tal vez si resistía lo suficiente, Ravi se daría cuenta que lo que siente por mí no es más que la mera curiosidad por ser diferente y se fijaría en alguien de su misma edad y ambiente. Una persona que encaje a la perfección con él y su vida, que tenga algo que ofrecerle para hacerlo crecer. Por más que lo odiara yo no era esa persona, debía ser fuerte y mantener mis sentimientos a rayas... Por él, por sus sueños.


Amor de Invierno (Vixx's Love Season Serie, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora