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Llevábamos quien sabe cuándo tiempo en la carretera, cuando un dolor de cabeza me atacó sin piedad y tuve que detener el auto porque estaba mareada.

-¿Estás bien? -Ravi me miró con preocupación.

-Solo es un dolor de cabeza. Pasará pronto -Él tocó mi frente.

-Estas pálida y sudando frío. Es mejor que nos detengamos a descansar. No vas a poder terminar el camino de esta forma.

-Puedes conducir tú y yo descanso en el asiento del pasajero.

-Está bien, pero no seguiremos el camino hoy. Buscaré donde descansar. Lo digo en serio -No parecía que iba a cambiar de opinión no importa que dijera. Hombre terco.

Cambiamos de asiento y comenzó a conducir, aunque no estaba segura de a dónde nos dirigíamos. Ravi no era muy conocido por su sentido de dirección, por lo que me preocupaba que fuéramos alejarnos mucho de este camino. Despreocúpate niña, el GPS existe. Cierto, me estaba preocupando por nada. Nos aparcamos en una comunidad a la que llegamos muy pronto.

-Ya regreso -Salió antes de que pudiera preguntarle para donde iba. El tiempo pareció eterno antes de que apareciera de nuevo en mi vista. Volvió a subirse al auto y condujo hasta una pequeña casa.

-¿Qué hacemos aquí?

-He rentado una habitación. Descansemos un poco y mañana retomamos el viaje.

Ravi me ayudó a bajarme del auto... hace tiempo que no me pasaba algo similar a esto. Hice una lista mental pensando en que hice para ganarme el malestar y entonces lo recordé. No he desayunado. Ni siquiera probado bocado desde la mañana y ya estaba cayendo la tarde. Estaba tan concentrada pensando en las sorpresas que él me preparó que de plano lo olvidé, aunque le hubiese hecho desayuno. No existe persona más despistada en el planeta que yo.

Hice una mueca, si él supiera esto... el discurso será de horas. Me ayudó a sentarme y luego fue por las maletas. En la habitación no había ninguna cama, sino un pequeño colchón en el suelo y una parte que hacía de cocina con un refrigerador pequeño. Estaba segura que no había nada para comer, debíamos ir por provisiones. Tal vez te preguntas porque siempre estoy pensando en que la persona debe comer y yo debo de cocinar. La verdad es que es algo cultural, siempre que vas a una casa de visita esa persona la mayor parte de las veces ha hecho la cena para ofrecerte y si es tu visita, preparas la comida. Además de que tan pronto pisas la casa lo primero que hacen, luego de preguntarte cómo estás, es ofrecerte algo de comer y/o beber. Criada por mi abuela en la cocina, ya ven que esto es una costumbre que sale sola en mí.

Por ahora yo solo lo que tenía era la madre de los bajones de azúcar. Creía que tenía algún dulce en la maleta. Nunca ando sin ellos, por estas razones. Me eran comunes, aunque no frecuentes. Ugh, odiaba preocupar a las personas a mí alrededor. Ravi volvió con las dos maletas. Sí, su maleta estaba en el estudio. Este hombre lo tenía todo fríamente calculado.

-¿Cómo te sientes?

-Me sentiré mejor dentro de poco -Dije abriendo la maleta en busca de azúcar. Lo hice de forma casual, para que no se fijara de lo que pasaba, pero era mucho pedir. Obviamente él lo sabía.

-¿Qué haré contigo? -Negó con la cabeza. Volví a hacer una mueca. Pero lo dejó pasar, tal vez porque me veía a punto del desmayo-. Ordenaré algo para cenar -Arqueé una ceja, para eso tenía que ir a investigar la comunidad.

-¿Hay un mercado cerca?

-Lo hay -Me puse de pie.

-Bien, iremos a comprar la cena.

Amor de Invierno (Vixx's Love Season Serie, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora