Cyter

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Como la primera vez

Pedro entro en aquel café nuevamente, miro a todos lados y encontró a la persona qué quería, se acercó lentamente.

—Ey, hola... ¿Como vas con la canción que hacías ayer?—Le preguntó al chico que estaba sentado en la mesa.

—¿Disculpa? Yo no te conozco y no se de que canción me hablas —Respondio confundido.

—Pero si hablamos ayer... ¿No lo recuerdas? Soy Pedro —Intento recordarle.

—No conozco a ningún Pedro, lo lamento —Dijo el chico.

—P-pe...

—Vamos chico, ya deja de molestar a Jose. Ven conmigo —La señora que era dueña de la cafetería llegó tomando los hombros de Pedro para girarlo.

—Gracias...—Dijo Jose al ver que retiraban a Pedro.

La señora llevo a Pedro hasta afuera, para que se subiera a su coche y se fuera de ahí, sin embargo, Pedro quería una explicación.

—Señora, por favor, le juró que yo hable con él, ¿por que no me recuerda?—Preguntó por cuarta vez, la señora suspiró cansada de su pregunta.

—Jose es una persona especial... Hace unos años él y su amigo sufrieron un accidente; Jose se golpeó la cabeza y sufre perdida de memoria a corto plazo. Osea solo recuerda el día del accidente y todos los pasados, pero no recuerda lo actual —Explico rápido, Pedro estaba sorprendido, le sacó la vuelta a la señora y caminó para la cafetería aunque fue detenido a los dos pasos —¿A donde crees que vas?—Le preguntó.

—Voy a hablar con él —Aseguro decidido.

—Lo mejor es que no, si lo haces estropearías la rutina que lleva...

—¿Rutina?—Pregunto él.

—Jose repite el día del accidente desde que salio del hospital... No hace otra cosa que lo mismo que hizo ese día antes de que se accidentaran — Explico, Pedro se sentía mal y no entendía si a penas lo conocía.

—Esta bien, no molestó más —Dijo él, la señora sonrió.

—Gracias, sabia que comprenderías —La señora lo dejo para volver a la cafetería.

Pedro se subió a su coche y arrancó, estaba un tanto triste; Hablar con Jose ayer le había hecho sentir una ilusión que no había sentido hace mucho tiempo... Le gusto desde el primer momento y que le dijeran que Jose nunca lo iba a recordar le dolía.

[...]

Pedro había convertido en su rutina el ir todos los días a el mismo café solo para ver a Jose; No hablaba con el por que siempre que lo intentaba la dueña lo sacaba del lugar y prefería verlo a no interactuar con él para nada. Nuevamente Jose puso el dinero para pagar la cuenta, tomo sus cosas y se levanto, como siempre, la hoja de su libreta se cayó y Pedro se la paso sonriendole; Se había logrando acoplar a la rutina de Jose y ahora formaba parte de ella.

Pero esta vez, Pedro sintió algo diferente en la mirada de Jose, como sí estuviese cansado de la rutina -cosa que era imposible por que él no sabía que era una rutina, pero Pedro lo vio así - Jose salio y se subió a su coche, Pedro dejo el dinero y salio corriendo hasta su coche. Espero a que Jose saliera y fue el camino entero siguiéndolo hasta que llegaron a la casa de Jose, el menor se bajo normal y entro.

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