Zarcronno

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Sin título.

Los chicos caminaban mientras hablaban tranquilos, con las manos en los bolsillos y a una distancia considerable... Aunque era  todo lo contrario a lo que deseaban hacer, Juan miro el cielo un momento.

—Va a comenzar a llover.

—¿Y eso que? La lluvia es el mejor clima que hay.

—Cuando estas en cama sí, cuando te mojas no. —Dijo Juan —No quiero que te enfermes.

—¿Ah si?, ¿Y por qué te preocupa? —Miguel lo puso en aprietos, Juan lo miró, entre abrió los labios decidido a decirle lo que sentía y luego los cerro.

—Eres mi brócoli, ¿cómo no va a preocuparme tu salud?

Miguel bajo la mirada y su sonrisa fue muy leve, dejo de caminar. Él no podía callarse sus sentimientos por mucho tiempo. Juan paró y lo miró.

—¿Por qué te detienes?

—Me gustas, Juan.

—Pues claro, hombre. Si no te gustará entonces no sería tu amigo —Juan por un momento no entendió a lo que se refería Miguel, o mejor dicho lo hizo pero no deseo expresarlo.

—No —Caminó hasta él —Me gustas... De gustar, no como un amigo... Y sí yo no te gusto solo, por favor, se sinceró.

Juan se quedó quieto, Miguel realmente esperaba ver sus sentimientos... Pero Juan siempre había sido complicado.

—¿Cómo no va a gustarme alguien como tú, Miguel? Eres maravilloso —Le sonrió Juan y Miguel se sintió muy aliviado —Pero sabes que yo no soy lo mejor que puedes tener... Tú eres súper listo, amable, tranquilo, tienes metas muy definidas y yo soy... Yo.

Miguel lo escuchó y por un momento no creyó lo que escuchaba: Juan diciéndole que no era suficiente para alguien como él a pesar de que le quería. Fruncio su entrecejo levemente en seña de molestia.

—¿Y eso que tiene que ver? Juan, tú me gustas, por como eres.

—¿Te gusto por ser un tonto?, ¿por ser un antipático con todos menos con mis amigos?, ¿por no tener metas? Miguel, no soy bueno para ti...

—Si lo que no quieres es corresponder mis sentimientos está bien, solo dilo. Pero deja de tirarte mierda solo para tener una excusa, no eres solo eso, Juan y lo sabes.

—No es que no quiera corresponder... Es que... —Juan bajo la mirada —Me asusta tanto no ser suficiente para ti —Lo susurró, como si fuese el secreto más grande que tenía, uno que no quería que fuera escuchando.

—Tú eres más que suficiente para mí, tonto —Miguel dio un paso hasta Juan y alzó su mentón.

—¿Hablas en serió? —Juan le pareció un pequeño niño asustado por un momento.

—Claro que sí —Asintió Miguel.

Poco a poco unieron sus labios en un vaivén sin prisa, torpe y mágico, como un primer beso a pesar de que no lo era...

[...]

Habían pasado dos años desde que comenzaron si relación, ya tenían ambos 18 años y se complementaban muy bien.

Aquel día Juan había ido a conocer formalmente a los padres de Miguel, y quien dijera que Juan estaba sumamente confiado estaría mintiendo asquerosamente a todos. Juan era un manojo de nervios, sentía que le prohibirían acercarse a él.

Juan sabía que su novio provenía de una familia con buena posición económica y que sus padres tenían expectativas realmente altas de su hijo... Así que él temía arruinar algo. Cuando llegó Miguel fue quien le abrió con una sonrisa, le dijo que se calmará antes de entrar y le recordó que él era muy especial sin importar lo que sucediera con sus padres.

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