One-Shots

Cyter

Engaños

La tensión en el apartamento de Jose y Pedro crecía con los días,  ambos buscaban pelear inconscientemente con el otro. Por cualquier motivo estúpido.

—Si yo dejo algo un un sitio es por que quiero encontrarlo ahí, Jose —Reclamó Pedro a su novio buscando el cargador de su móvil.

—No es mi culpa que dejes todo desordenado, sabes que lo odio y aún así lo haces —Dijo Jose.

—Pero no tienes por que mover mis cosas —Exclamo Pedro molesto con Jose —Por tu culpa llegaré tarde —Dijo y Jose rió jocosamente.

—Claro, mi culpa, como todo en esta puta casa, soy yo el problema... —El menor se metió en la habitación y dio un portazo fuerte.

Pedro gruño molesto y continuó buscando.

[...]

—¿Te pasa algo?—Cuestiono Juan a su amigo levantando la vista de su libreta.

—No, sólo no se que escribir... —Mintió Jose.

—No es cierto y lo sabes —Dijo Juan, se levanto y se sentó al lado de Jose haciendo que lo mire a los ojos —Anda, dime que pasa, te hará bien —Le sonrió ladeadamente.

Jose suspiro analizando el rostro de su amigo... Juan era siempre tan dulce con él, tan comprensivo, tan cálido, tan lindo.

—Es sólo Pedro... Seguimos peleando por todo, hoy por la mañana me culpo de perder el cargador de su móvil. Ni siquiera toco sus cosas, es estúpido —Se quejó —Te juro que intento no responder, intento dejar que diga lo que quiera pero es imposible, me desespera y siempre término respondiendo... —Se llevo las manos al rostro frustrado, Juan tardo unos segundos en tomar sus manos entre las de él y acariciarlas.

—Oye, no te frustres tanto... Son sólo peleas, todas las parejas pasan por eso y salen adelante aún así —Dijo comprensivo —Y de todos modos, sabes que me tienes aquí para ti —José sonrió un poco.

—Lo sé y me gusta que sea así —Jose abrazo a Juan.

El moreno correspondió al instante y solo se separo un poco para poner sus labios sobre la frente de Jose de forma dulce.

[...]

Jose entró a casa pidiendo a  todas las deidades que hubieran en el mundo que aquella tarde y noche fueran pacificas.

—Llegué —Exclamó bastante alto.

—Estoy en la cocina —Le devolvieron el grito.

Jose se encamino a la cocina y entró sentándose en una de las sillas altas de la isla que había ahí.

—¿Quieres algo de comer? —Le cuestionó Pedro.

—Si, por favor —Jose no tenía mucha hambre, pero estaba seguro de que si rechazaba la propuesta Pedro diría algo para pelear.

No hablaron mucho, Jose recordó como al inicio de su relación cuando Pedro cocinaba, el lo abrazaba por la espalda o lo ayudaba a cocinar... Por aquellos tiempos se divertían como pareja, se besaban todo el tiempo que podían, se sonreían y se decían cuanto se amaban cada dos por tres.