Zarcronno #1

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Universo Alterno

El Rey volvía de la guerra y del viaje más largo que había hecho en su vida, traía consigo a alguien que estaba más que consiente que dañaría su honor ante todos y mucho más su matrimonio, pero valía la pena, era un hombre de palabra y cumpliría.

Hazte cargo, por mi, por lo que somos y por el cariño que me tienes... PrometeloAquellas palabras le resonaban aún en la cabeza.

Al llegar a su castillo convocó a todo el mundo al día siguiente y declaró la existencia de su hijo bastardo, por supuesto sus tres hijas más pequeñas no lo entendieron, una se lo tomo bien, y las dos mayores estaban molestas con él... Y la reina, era la más molesta de todas, cargando a su hijo apenas un año mayor que aquel bebé.

-Olvidate que lo trate como a uno de los míos... Es un bastardo y así le voy a tratar -Le dijo la reina con odio al terminar la ceremonia.

-Haz lo que quieras, mujer, no deja de ser mi hijo -Espetó el Rey molesto, mientras entregaba al bebé a una ama de crianza.

[...]

Los años pasaron, y no en vano, las dos princesas mayores tenían un esposo, cada una en una isla lejana rigiendo con su marido, las trillizas cumplían catorce años en apenas unos meses y el pequeño príncipe tenía 10 años apenas.

-¡Esa postura... Empuña bien la espada!-Llamaba la atención el maestro de armas.

Miguel, el joven príncipe cayó de nuevo al suelo mientras Juan le miraba desde arriba con el filo de la espada de madera apuntándole.

-Se acabo por hoy, descansen -Sir Jaime salió del patio de entrenamiento cansado, era viejo para seguir el ritmo de dos niños, uno de 10 y otro de 9 años.

-No es justo, siempre ganas -Se quejo Miguel.

-Es que soy mejor que tú -Dijo Juan ayudándole a levantarse.

A Miguel le agradaba mucho Juan, siempre estaba pegado a él, jugaban juntos, entrenaban juntos, incluso algunas veces Miguel convencía a su madre para que Juan pudiera estar a su lado en cualquier comida del día. Sin embargo, nadie le había dicho a Miguel que Juan era hijo de su padre con otra mujer, el pequeño príncipe sólo lo consideraba un amigo muy especial para él.

[...]

-¡Muere monstruo!, ¡Ten cuidado, Juan!-Esos gritos inundaban el lugar donde estaban los niños.

La reina entro caminando de a poco, observando a su hijo sentado sobre una roca y a Juan "luchando" contra el gran San Bernardo que Miguel había elegido como mascota en su cumpleaños número cinco.

-¿Que hacen, cielo? -Le cuestionó la reina a su hijo.

Juan dejo al perro y miro al suelo en cuanto escuchó a la reina hablar.

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