One-Shots

Cyter

Sin titulo

Jose suspiro una vez más melancólicamente observando con detenimiento una foto en la que estaban su pareja y él, en su boda... Habían pasado ya siete años de eso, en realidad se habían casado bastante jóvenes pero en aquel momento no pareció importar ya que su relación iba de maravilla y ambos estaban convencidos de que querían una vida con el otro.

Jose recordó algo que su madre le había dicho: "Deberían esperar, aún tienen 20 años... Mientras todo sea risas y diversión estará bien para ustedes, pero un matrimonio va más allá y trae problemas duros"

Ahora comprendía, ahora se decía que debía haberla escuchado... Aún quería a Pedro, pero no le quedaba claro si era mutuo, su esposó se había metido en una ocupación constante que apenas y le dejaba tiempo para dormir, su vida era el trabajo, su estudio de grabación y no más. Mientras que Jose, si seguía con su musica pero llevaba un ritmo más relajado e intentaba pasar tiempo con él.

Dejo de mirar la foto y se dio vuelta para seguir limpiando, él deseaba recuperar esos momentos lindos pero era difícil cuando parecía que Pedro no ponía nada de su parte. Jose escuchó el timbre y se acercó a abrir, encontró a una pequeña niña de ojos miel y pestañas largas sosteniendo un ramo de flores y una carta.

—Te lo envían —Dijo ella sonriendo dulcemente.

—¿Quien?—Cuestionó Jose tomando las cosas.

—No puedo decírtelo, es un secreto —Respondió ella.

—Vale, gracias —Dijo y la niña salio corriendo, Jose se quedo un poco en la puerta viendo a donde iba la niña, quizá volvería con quien le había dado las cosas pero no, se quedo jugando en la calle.

Entro nuevamente en casa y miró las flores con una sonrisa, era un ramo mediano con tres flores que a él le parecían hermosas y que significaban algo en su vida; Violetas, rosas blancas y margaritas...

Fue a la cocina y las metió en un pequeño jarrón y después miró el sobre, no tenía remitente, pero si destinatario y no cabía duda de que no era un error. Era exactamente su nombre. La abrió con cuidado y sacó el papel.

"Aquí los cuentos ya no forman parte de esta vida hay personas que son muy felices cuando te olvidan,  todos queremos sentirnos queridos por eso me marche a mi mundo preferido,   donde las palabras maquillan el gas,  donde si quieres las estrellas se pueden tocar. Remando llevo por el mar de mi mundo una barca donde sobra un asiento de mas es para ti, me pregunto si lo sabrás,que navego cargado de amor incondicional he conocido hasta donde llega el amor y se que contigo todo sería mucho mejor..."

No había nada mas que ese texto, ni una pista, ni siquiera le sonaba esa caligrafía... La letra cursiva solo la utilizaba Miguel, pero esta era mucho más grande que su letra y aplicaba menos presión. Escuchó el sonido de la puerta y guardó la carta ene el sobre rápido.

—¡Volví!—Escucho la voz de su esposo y guardo la carta en un cajón —¿Jose?, ¿Donde estás?—Preguntó alto.

—En la cocina —Respondió también alto y se volteo como si buscara un vaso.

—Hola, amor —Dijo su esposo acercándose a él y besando fugazmente sus labios.

—Hola —Saludo con una sonrisa leve, Pedro cambio su mirada al ramo de flores en la isla y alzo su ceja levemente.