One-Shots

Cyclonno #2

Omegaverse

Juan acariciaba el cabello de Jose y miraba su rostro, de fondo escuchaba a su padre regañándolo por haber mordido al omega e intentando explicarle cosas que aún no tenía planeadas explicar. Pero Juan ni siquiera prestaba atención, tenía lo que quería; A Jose a su lado, lo único que le preocupaba era ver los ojos de Jose nuevamente, y tristemente aquello que estaba ignorando era algo que posiblemente haría que los ojos del omega se abrieran de nuevo.

—¡No sólo es una marca sin sentido!, ¡Esto trae consecuencias!—El señor se percató que su hijo solo estaba prestándole verdadera atención al omega inconsciente —Juan Ignacio, ¿puedes ponerme atención cuando te hablo? —El tono fuerte del alfa mayor le hizo mirarlo.

—No necesitó que me grites por esto, papá... José ya se encargó de eso —Juan lo miró a los ojos y el otro alfa se quedó callado de pronto alzó un poco sus cejas.

—¿Jose te gritó? —Cuestionó mirándolo a los ojos, Juan movió su mirada e hizo un gestó que delató su tristeza.

—Si... Estaba muy enojado, jamás lo vi así.

—Él intentó rechazar tu marca... —Susurró el alfa mayor consternado. Y Juan lo miró confundido.

—¿Eso es posible? —Le cuestionó asustado y dolido, porque él lo amaba de verdad.

—Si, pero solo cuando el omega no siente nada más allá por el alfa... —Explicó su padre intentando comprender la situación en su cabeza para buscar una solución.

—¿Y si siente algo por el alfa?, ¿Por más pequeño que sea?

—Bueno, lo más probable es que el omega simplemente se debilité de la nada, la marca sangra y no puede mantener mucho el control de lo que hay a su alrededor, en algunos casos colapsan... No sé que sucede con el alfa pero, ¿paso algo de eso?

—Si, todo —Juan asintió y el alfa mayor soltó un suspiró.

—Entonces Jose va a estar bien, sólo necesita que te quedes a su lado... Aúnque tal vez tarde por que es la segunda vez que lo hace... —El señor abrió sus ojos levemente y apretó sus labios pues ya había hablado demasiado.

—¿Cómo que segunda vez? —El moreno miró a su padre seriamente.

—No dije eso.

—Si, lo dijiste.

—No, Juan. Yo no dije nada.

—Si, lo hiciste. ¿Por qué intentas decirme que no cuando yo mismo te escuché?

—No debí decirlo, ¿vale?  Sólo ignora lo que dije y continúa con lo que sea que estabas haciendo. Iré a casa...

—No te vas hasta que me expliques —Juan tomó la chaqueta de su padre y lo frenó.

—Jose se enojará si lo digo... Solo tienes que saber que no debes presionarlo, él te lo dirá en algún momento, Juan.

—Pero papá...

—Juan, no puedo contarte eso, menos ahora... Sólo empeorará las cosas.

—Ya está todo mal. Jose esta molestó conmigo... Me odia, ni siquiera quería verme, empiezo a pensar que éste era el mal presentimiento que sentía antes... Voy a perderlo —El miedo y tristeza invadían a Juan, sus ojos y tono lo delataban. Estaba a punto de quebrarse.

Su padre le miraba e inevitablemente lo abrazó, no podía dejar que Juan se hundiera en esa depresión que él mismo había experimentado alguna vez. Sufrir por amor para un licano podía ser mortal y él no quería perder de nuevo a alguien tan importante.