Cyclonno

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Medieval

El aire estaba impregnado de olores horribles, en los cuales predominaban dos: el olor que producía el fuego al quemar todo a su paso y también olía a muerte, a la muerte de muchas personas, animales e incluso flores y arboles... Pero él estaba en pie en mitad de todo, desorientado, confundido y desesperado.

—¡Andrea! —Llamo una vez más a su hermana, su tarea era protegerla, pero la había perdido entre las llamas y los gritos de todos a su alrededor.

Entre el humo que había a lo lejos divisó una sombra distorsionada, empuño su espada  y se acercó con esperanza de encontrar a alguien de los suyos. El grito de una joven le hizo acelerar el paso, conocía la voz de su hermana y podía jurar que era quien gritaba.

Para cuando llego solo pudo ver como la espada de un caballero de armadura negra y yelmo completo atravesaba a una menuda chica de cabello claro. Sintió un fuerte vacío en él, se acercó más y blandió su espada en contra del de armadura negra, el otro paro el golpe soltando a la chica. Pararon un par de golpes hasta que el de armadura negra tiro al otro chico al suelo, lastimando su pierna creyendo que lo había hecho de gravedad, después se hecho a correr.

—J-jose —Le llamo una voz dulce, suave, casi como un ultimo aliento.

El que llevaba ese nombre se acercó con trabajo y sostuvo la cabeza de la chica, ella intento decir algo más pero murió en sus brazos justo al momento después. Escuchó el trotar de un caballo, después diviso que alguien se acercaba sobre la yegua que había pertenecido a la joven ahora muerta.

—Tenemos que irnos, mi señor —Le dijo el caballero de armadura blanca, lo reconoció por la voz. Era quien le había jurado protegerlo hasta su último día de vida.

—No la dejaré —Dijo obstinado, su voz estaba tan rota como él.

Aquella chica era su hermanita, su princesa, su consentida, su compañera, y no quería dejarla ahí sola.

—Tiene que, suba —Alejandro le tendió la mano y muy a su pesar Jose tuvo que tomarla.

[...]

Jose aún recordaba ese día, era el único sobreviviente de su familia... Había visto morir a su padre, a su madre, a su hermano.... Y no pudo proteger a su princesa de aquel asesino de armadura negra.

Habían huido con Alejandro al otro lado del mar, comenzaron una vida huyendo de un lado a otro, aún después de cuatro años su vida valía para las personas que mataron a su familia, era el heredero y que siguiera vivo era un claro peligro para su poderío. Jose estaba decidido a regresar, vengar a su familia y a toda la gente que fue asesinada aquel fatídico día.

—Tenemos que volver —Dijo a Alejandro mirando el mapa.

—Jose, no tenemos nada. Estando allá sólo vamos a ser un blanco más fácil, ellos tienen un ejército y tú no —El menor gruñó molesto.

—Tengo otros planes —Dijo Jose.

—¿Ir para morir allí es uno de ellos? —Cuestiono.

—Planeo morir de pie, vengando a mi familia. No huyendo toda mi vida —El caballero le miro molesto.

—Tu padre habría espe..

—Mi padre esta muerto —Sentencio antes de levantarse para salir de la habitación.

Estaban quedándose en la mansión de un comerciante que les había dado un tiempo para quedarse a cambio de las ultimas monedas de oro que les quedaban. Jose se encerró en sus aposentos, camino a la ventana y miro desde allí el mar, a su lejanía estaba aquel lugar de donde estaba exiliado...

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