Zarcronno #3

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Temor

—Shh —Dijo el de voz gruesa.

Miguel no podía hablar, estaba congelado completamente. Tenía miedo...

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Miguel abrió sus ojos de pronto, y se sentó en la cama miro a su alrededor . ¿Todo había sido un sueño? Se tallo los ojos y miro el balcón, estaba cerrado. Escuchó la traba de su cuarto quitarse y luego vio a su tío entrar.

—Miguel, van tres veces que te hablamos para que bajaras —Le dijo, casi como un regaño.

—Lo siento, es solo que acabo de despertar... —Respondió quitándose la cobija.

—Te esperamos para desayunar, alistate y bajas —Su tío se retiró dejando la puerta abierta.

Miguel se cambió y salio de su habitación, no sin antes ver el balcón, bajo y se dirigió al comedor. Ese día el no sentía frió por ello no se puso ninguna sudadera, era de las únicas veces que no se ponía mas que una playera. Cuando vio a todos vio como se fijaban en el.

—Buenos días —Dijo dudoso, creyendo que por eso lo miraban.

—¿Que te hiciste? —Pregunto Evy directamente, apuntando a su muñeca.

Miguel miro su muñeca, tenia tres grandes cortes de forma vertical y muchos más de forma horizontal... Él no se los había hecho, estaba seguro de eso.

—Y-yo... Yo no fui —Le dijo a su hermana.

—¿Entonces quién, Miguel?—Le cuestionó su tío.

—Es solo... —El chico paso sus ojos por los de la señora Teresa, pidiendo que lo sacara de ahí.

—Ayer Miguel y yo salimos a caminar, tropezó y se hizo daño. Pero no fue tan grave, ¿verdad, Miguel? —Intervino la señora sonriendo convincentemente.

—Si, eso paso. Caí por una pequeña colina, había cristales y me he hecho daño sin querer, pero ya no duelen —Aseguro a su hermana y tío.

Evy y su tío no se mostraron tan convencidos pero no hicieron más preguntas, desayunaron en silenció un poco incómodo. Al terminar Evelyn comento que había leído que cerca de ahí había un sitio muy bonito para pasar el día, May se emociono y su tío accedió a ir a ese lugar, Miguel por su parte se negó ya que la señora Teresa se quedaría y aún quería respuestas.

[...]

Miguel consideró que lo más prudente sería esperar un poco para preguntar más sobre aquella persona que también podía ver las sombras. Estaba en su habitación, buscando el libro que el día anterior había estado leyendo.

—No me hagas esto —Susurro para si mismo viendo toda la habitación.

El libro no estaba ahí, por ningún sitió y él claramente recordaba haberlo dejado debajo de sus almohadas. El silencio en la casa reinaba, hasta que escuchó tres golpes en el techo de su habitación, eran leves, como si solo quisieran llamar su atención. Miguel se subió a la un mueble y se puso de puntillas hasta que por fin sintió el techo, había una pequeña puertecilla ahí, cubierta por papel tapiz.

Bajo corriendo por un cuchillo y un banco, cuando los tuvo subió cerrando con traba. Puso el banco sobre el mueble y subió nuevamente para comenzar a cortar el papel tapiz y cinta que cubrían aquella puerta, cuando vio los tornillos se las ingenió para quitarlos con el cuchillo. Por fin la puerta se abrió, puso el cuchillo primero al otro lado y después se subió el.

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