Cyter

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Sin título

Pedro era un chico algo diferentes a los demás, principalmente por que no le hacían falta cosas como salir de fiesta, beber o drogarse. Para él la vida entera era una fiesta y no necesitaba de alcohol o drogas para alcanzar la felicidad por momentos, disfrutaba su vida notando las pequeñas cosas que muchos ignoran, era alegré y aunque tenía sus momentos malos no se derrumbaba.

Jose, por el contrarió era un chico que vivía en una ruleta constante de malas decisiones. Había entrado en ella cuando decidió encajar, dejar de ser el pardillo al que molestaban para ser el que molestaba, ser parte de ese grupo de personas que se divertían en fiestas y bebían a pesar de no tener edad. Tenía dieciséis años y había probado desde cerveza hasta vodka y desde tabaco hasta heroína. Con tan poca edad llego a ese punto de su vida en el que decía “de algo hay que morir” y probaba cualquier droga con tal de sentirse bien un momento, no le importaban las consecuencias, solo quería sentirse bien.

Ese año habían expulsado a Jose del colegio, a pesar de que sus padres pagaban la colegiatura simplemente no le querían ahí por que le encontraron fumando tabaco en un salón con otros chicos, por supuesto sus padres le castigaron y prohibieron muchas cosas ya que gracias a eso ningún colegio de paga lo quería dentro. Fue una escuela pública la única que lo aceptó y con la condición de que no haría nada ilegal dentro de la escuela.

Era su primer día y nada más entrar a la escuela supo que ese lugar era diferente a su ambiente. Estaba acostumbrado a niños de mamá y papá que era fácil poner en su lugar, pero estos chicos se veían algo más difíciles, además que la mayoría le sacaba unos cuántos centímetros de altura, no quiso verse inseguro así que sólo entró como normalmente lo haría y caminó hasta la oficina de la directora, ya conocía el camino. Una vez ahí ella le explicó muchas cosas y le dio varios papeles de sus clases y cosas que no tenía que hacer o seria expulsado.

Finalmente lo llevó a su clase y ella lo presentó, muchos comenzaron a murmurar entre ellos y a Jose le llamó la atención la mirada de un chico que le sonreía, castaño y de ojos marrones. Le gustó un poco, pero supuso que tenía que alejarse de él ya que no era el tipo de persona con las que estaba comúnmente. Cuando pasó a sentarse pasó por el lado del chico e ignoró el lugar vacante a su lado, así término sentado al final del salón con un grupo de chicos que se veía de su estilo.

A la mitad de la clase la profesora salió y nada más verla alejarse una gran aglomeración se creó alrededor de Jose.

—¿Es cierto que te expulsaron de un colegio por fumar dentro? —Le cuestionó un chico de ojos claros que estaba sentado a su lado.

—Si —Asintió Jose de lo más normal encogiéndose de hombros —No es la primera vez que lo hacen.

—Foh, eres duro para ser de colegio —Dijo otro chico y de ahí comenzaron a hacerle más preguntas.

[...]

No le costó adaptarse y mucho menos hacer amigos en ese lugar, le dieron un lugar rápido al enterarse de todo lo que ya había probado, muchos de ahí ni siquiera se habían atrevido inhalar cocaína.

Aquel día estaba caminando por los pasillos vacíos. Había salido muy temprano de su casa y había ido a fumar un poco antes de ir a la escuela. No había casi maestros ni alumnos, caminó a la cafetería y decidió comprar algo de comida y agua, después se sentó en una mesa sólo, de un momento a otro alguien se acercó a él.

—¿Puedo sentarme? —Le cuestionó aquel chico del que se había empeñado en mantenerse alejado.

—Igual ya lo hiciste —Dijo de mala gana mirando de frente para después dar un mordisco a su comida.

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