Cyclonno

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Sin título.

Jose mantenía su mirada en la ventanilla, con sus ojos dormilones como siempre a pesar de no tener mucho sueño en ese momento. Inhaló y exhaló profundamente concentrándose en ese momento, sentía demasiada paz, la mano de Juan estaba entrelazada con la suya dándole esa sensación de calidez típica de su novio y todo iba bien, en unas cinco horas llegarían a Noruega donde pasarían sus vacaciones y estaba seguro de que serían magníficas. Miro de reojo a su novio que miraba atentamente el libro favorito de Jose, el menor sonrió inconscientemente y llamo la atención de Juan apretando levemente su mano.

—¿Me das un beso? —Le cuestionó muy bajo casi pareció un susurro.

—Todos los que quieras —Juan sonrió y se aproximó a Jose dándole un beso tranquilo que fue correspondido al instante.

[...]

Jose abrió los ojos incómodo por las turbulencias del avión, sin duda era de las cosas que menos le gustaban al viajar... Pero lo primero que vio fue a Juan sonriendo así que intentó no prestar mucha atención a la situación. Comenzaron a hablar de temas aleatorios hasta que se vieron interrumpidos por la voz de los altavoces.

—Pasajeros, como medida de precaución reglamentaria se les pide que utilicen sus cinturones de seguridad —La voz de una mujer resonó y todos obedecieron.

Jose se dio cuenta entonces que su cinturón no servía, Juan vio que su novio estaba teniendo problemas y decidió hacer algo al respecto.

—Cambiame de lugar y te pones el cinturón, este sirve —Dijo Juan y Jose lo miró.

—No, solo es precaución. No pasará nada, sé que no te gusta ir en la ventanilla —Respondió Jose.

—Hablo en serió. Sé que es precaución, pero no tengo un buen presentimiento, por favor. Prefiero que tú lo lleves —Dijo Juan y Jose suspiró.

—Si así vas a estar tranquilo, esta bien —Se rindió Jose.

Cambiaron de lugar y Jose se puso el cinturón de seguridad, Juan se veía algo inquietó y Jose suponía que era por el tremendo pavor que le tenía a las alturas, Juan odiaba la ventanilla por que ahí se enteraba que estaba a muy, pero muy lejos del suelo y eso le aterraba desde muy pequeño, era de esos miedos inexplicables de los que no puedes deshacerte jamas.

Con el paso de los minutos el movimiento en el avión comenzó a ser raro. No solo seguían las turbulencias, sino que las azafatas comenzaban a caminar por todo el pasillo hasta la cabina del piloto y cada que salían sus ojos delataban lo asustadas y preocupadas que estaban. Algo no estaba bien y todos comenzaban a darse cuenta de eso, el ambiente con los minutos se ponía más y más agobiante.

El ambiente se puso más raro cuándo se anunció que harían un aterrizaje de emergencia en ese momento pero que todo estaría bien, Juan miro por la ventanilla y supo que nada estaría bien. Estaban sobrevolando en montañas y aunque no fueras un piloto podrías jurar que aterrizar un avión en una montaña desnivelada y con tanta vegetación y nieve sería como intentar que un vegano comiera carne, había una posibilidad grande de que saldría mal y una pequeña de que saliera bien.

Jose se aferró instintivamente a la mano de Juan en cuanto el avión comenzó a descender.

—Estaremos bien, no te preocupes, ¿si? —Dijo Juan sonriendo para tranquilizar a su novio.

—Si —Asintió Jose, no le tranquilizaba pero al menos le reconfortaba un poco.

Las cosas con el piloto y copiloto se complicaron, un relieve fue más anchó de lo que se cálculo y la montaña se llevó dos de las turbinas. De un momento a otro se vieron impactando duramente contra el suelo causando muchos estragos tanto en la vegetación del lugar como dentro del avión.

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