Zartown

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Te echo tanto de menos

Álvaro se levanto como todos los días después de cortar su relación con Miguel, a medio día, con una pesadez increíble en su cuerpo y aún más sueño que el que tenia el día anterior.

Después de tomar un poco de agua fue al baño y se miro al espejo, las ojeras eran notorias, sus ojos se veían decaídos y tristes, su cabello estaba desarreglado igual que siempre y las comisuras de sus labios habían olvidado como era alzarse en una sonrisa.

—Miguel— Ese nombre llegó a su cabeza casi inconscientemente y lo pronuncio bajo y lento, como si lo llamara para que despertase.

Y como si tratase de un juego de invocación o algo así; Diviso la figura de aquel chico en el espejo detrás de él tocándole el hombro, Álvaro llevo su mano ahí para intentar sentir la mano del otro. Cayó en cuenta que era otro juego de su cabeza, como todas las mañanas.

Miguel no estaba ahí, ni lo estaría, al igual que su sonrisa... Más bien, aquel chico se había ido llevándose muchas cosas de él en una jaula, incluyendo su sonrisa y gran parte de él.

»Te echo tanto de menos, que el espejo me pregunta a diario por ti, por qué no apareces y me das la sonrisa que me falta«


Álvaro había salido de casa simplemente para despejarse un poco, estaba caminando por el parque donde había visto a Miguel por primera vez... Mientras avanzaba escuchó una voz.

—Eh, disculpa... —Su mirada se topo con unos ojos marrones grandes con pestañas largas.

Por un momento los asoció con los de Miguel, creyó que era él, rogó e imploró que fuera él... Pero no, era una hermosa chica de ojos marrones.

—¿Sabes donde esta la estación de trenes? Es que en realidad estamos muy pérdidas — Dijo la chica dulcemente.

Se decidió a ayudarlas y las llevo hasta aquel lugar, tal como lo había hecho con Miguel... No podía creer que hiciese lo que hiciese, fuese a donde fuese, siempre Miguel estaba presente ya fuera en sus recuerdos o en su imaginación.

[...]

Estaba sentado en una banca del parque, de pronto sintió unas manos cálidas en su rostro. Ese calor le relajo y nuevamente le recordó a aquel chico de ojos marrones, tacto suave y sonrisa perfecta...

»Te echo tanto de menos, que busco tus ojos entre la gente, tus manos en cualquiera que me toque, tu risa por cualquier esquina«

Estaba intentando hacer limpieza de todo lo que le llenaba de recuerdos, de cosas que no necesitaría más. Estaba limpiando un cajón de ropa cuando encontró una camisa.

—Mi camisa favorita —Sonrio son felicidad al verla.

La acercó a su nariz inhaló el aroma que tenía la camisa recordando algo justo al instante.

Flashback←

—Cari, ¿has visto mi camisa favorita? —Le cuestionó Álvaro a Miguel mientras se servía café.

El menor apareció por el pasillo acomodándose la camiseta.

—¿Hablas de esta camiseta?—Le cuestionó Miguel y Álvaro asintió.

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