Cyter

366 21 3
                                    

Mitología

El Dios del Inframundo se encontraba en su silla de siempre, aburrido, supervisando las almas que llegaban y juzgándolas a rodas y cada una para ver a donde pertenecían. Estaba harto de estar en el inframundo, pasaba demasiados milenios ahí... Llegó una de sus criaturas mensajeras, a darle la noticia de que había llegado a la vida un semi dios, y como siempre era trabajo de Piter que ese niño o perdiera sus poderes o muriera.

Se levanto de la silla y se estiró, con fuerza.

—Por fin trabajo de verdad, desearía que se les quitara lo honorables a todos por una vez y así poder matar a todos los engendros que tengan con mortales yo mismo —Hablo en voz alta, comenzando a ir por sus armas e indumentaria.

[...]

Al llegar a donde se suponía que estaba uno de los engendros de los dioses Piter se dio cuenta de lo tarde que llegaban las noticias al inframundo, se suponía en el mensaje que el niño acababa de nacer, pero el lugar era un jardín de niños donde todos tienen de tres a cinco años aproximadamente.

—¿Acaso se burlan de mi?—Le cuestionó Piter a los demás dioses.

Le molestaba, era fácil matar a un bebé, indefenso mientras dormía o incluso en brazos de su madre... Pero un niño era más difícil, hacían más ruido, se movían más y eran más molestos.

«¿Cómo distinguir a ese engendró de los demás mortalesSe pensó, ni siquiera había escuchado de quien era hijo así que no sabia que clase de poderes podía tener o algo que le dijera que era el niño correcto al que mataba «Podrá verme» Se pensó.

—¡Eh, niños! —Les grito, todos hicieron caso omiso a tu llamado, se acercó a otros y lo ignoraron.

Entonces a lo lejos vio a un pequeño que sostenía una flor en sus manos, Piter se acercó y se sentó a su lado.

—Hola, pequeño —Le habló para comprobar que le veía.

El niño alzo su mirada y vio directo a los ojos de Piter, el mayor se quedo paralizado al verlo, sus ojos eran cafés pero en ellos había algo especial que no le permitía apartar la mirada.

—Hola —Habló el niño demasiado bajito.

—¿Cómo te llamas, pequeño? —Le cuestionó.

—Jose —Respondió el niño aún mirando a los ojos del mayor de color oscuro.

Piter aparto la vista con mucho trabajo, miró al frente donde todos los niños jugaban y luego volvió su vista a Jose que miraba la hermosa flor, y noto lo que el menor estaba haciendo, la flor paso de ser pequeña a grande.

—¿Por que no estas con los demás? —Tenia que hacer que Jose le siguiera a un sitio donde nadie pudiera intervenir, no quería matarlo, pero eso quería decir que tenia que hacerlo mortal por completo. Un proceso doloroso para un niño de su edad.

—Ellos no quieren estar conmigo, por que soy raro —El menor lo miro con inocencia a los ojos.

—No creo que seas raro —Dijo Piter sonriendole.

One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora